El avión siniestrado aterrizando en Hong Kong en agosto de 2015 – Kelvin Yu (Dominio público)
Hoy hace un año desde que el vuelo 5735 de China Eastern Airlines, que volaba de Kumming a Guangzhou, se precipitara al suelo prácticamente en picado sin emitir ninguna llamada de socorro. Las 132 personas que iba a bordo fallecieron en el impacto. En una nota publicada hace unas horas la Administración de Aviación Civil de China (CAAC) indicaba que su investigación sobre el accidente sigue en curso ya que el caso es «muy complejo y sumamente raro».
Publicar alguna información respecto a la investigación al cumplirse un año del accidente es un requisito de las normas de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI). Pero es muy raro que en un año esté terminada la investigación. Así que por ahora sólo sabemos lo que dice el informe preliminar, en su momento publicado al mes del accidente, también según las normas de la OACI. Aunque hay que recordar que en el informe preliminar no se busca esclarecer las causas sino publicar los hechos conocidos:
La investigación indica que las cualificaciones de la tripulación de vuelo, de la tripulación de cabina y del personal de mantenimiento cumplían con los requisitos; que el certificado de aeronavegabilidad de la aeronave accidentada era válido; que no había informes de ninguna avería ni de ninguna avería diferida en el día del accidente; que no había carga declarada como mercancía peligrosa en el avión; que las instalaciones y equipos de navegación y monitoreo a lo largo de la ruta involucrada en este vuelo no presentaban ninguna anomalía, y que no había predicción de meteorología adversa peligroso. Hasta el momento de desviarse de la altitud de crucero la comunicación por radio entre la tripulación y el departamento de control de tráfico aéreo eran normales.
Todo lo demás, mientras la CAAC sigue con su investigación, son especulaciones.
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