Por @Wicho — 25 de noviembre de 2013

En abril de 2010 la nube de cenizas provocada por erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull provocó el caos en el tráfico aéreo en Europa al obligar a cerrar buena parte del espacio aéreo del continente, y eso es algo que puede volver a pasar en cualquier momento, como muestra esta foto del Etna, que en las últimas semanas está dando señales de vida.

El problema es que las cenizas se ven muy bien cuando acaban de salir del volcán pero luego se dispersan en la atmósfera hasta el punto de resultar invisibles para las tripulaciones, aunque no por ello menos dañinas para los aviones.

Afortunadamente, parece que hay una solución tecnológica que en el futuro ayudará en estos casos, tal y como he contado para RTVE.es en Airbus prueba con éxito un detector de nubes de cenizas volcánicas.

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