Airbus y Bombardier acaban de anunciar un acuerdo mediante el que la primera adquiere un 50,01% del programa C Series de la segunda. Bombardier e Investissement Québec –el gobierno de Québec– se quedan con un 31 y un 19 por ciento respectivamente. La operación contempla además que para 2023 Airbus se pueda hacer con el 100% del programa C Series.
Esto da a Airbus un avión para competir en el segmento de las 100 a 150 plazas, en el que calcula unas ventas de 6.000 aviones en los próximos años, sin tener que desarrollar un hipotético «Airbus A315», con la inversión que ello conllevaría, y a Bombardier le asegura el respaldo de una empresa potente.
Pero más allá de esto le proporciona a Bombardier una futura línea de ensamblado de los C Series en la fábrica que Airbus ya tiene en Alabama. Esto le permitirá esquivar el arancel aduanero del 300% que el Departamento de Comercio del gobierno de los Estados Unidos había decidido aplicarle a los aviones del fabricante canadiense al considerar que la empresa recibía ayudas públicas ilegales.
Así la aerolínea Delta y otros futuros clientes estadounidenses podrán recibir sus C Series sin pagar este arancel al tratarse de aviones montados en el país.
A Boeing, de quien partió la denuncia que terminó con la imposición del arancel a los C Series, la operación le huele a cuerno quemado, claro.