Me ha encantado este vídeo en el que se ve como la tripulación del Helimer 201 –un AgustaWestland AW139 para los interesados– rescata a un padre y a su hijo que se han quedado aislados en un acantilado en el Cantábrico porque se aprecia con todo detalle como el rescatador asegura y protege a los rescatados durante la operación.
Ahora imagina esto de noche, en medio de un temporal, y para sacar a alguien de un barco que se hunde. Por eso las tripulaciones SAR, siempre dispuestas a jugarse el tipo por otras personas, son unas de las personas que más admiro del mundo.
Y esto incluye también a las tripulaciones de los helicópteros de los grupos de rescate de montaña de la Guardia Civil, por ejemplo. Se acercan tanto al terreno durante los rescates que cada vez que veo un vídeo suyo lo hago medio encogido, convencido de que en cualquier momento salen las aspas del rotor disparadas por todas partes.
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