Este explicativo vídeo de Today I Found Out pretende aclarar el aparente sinsentido de que los asientos no estén alineados con las ventanillas de los aviones. Pero tras revelar que en realidad es algo común y poco relevante entra en una más interesante disquisición acerca de por qué viajamos apretujados como sardinas.
Lo de las ventanillas es fácil de entender: originalmente los aviones se diseñan con los asientos alineados para proporcionar mejores vistas, pero eso es solo una recomendación del fabricante que poco o nada tiene que ver con cómo los configuren luego las aerolíneas, particularmente al «comprimirlos» para meter más gente en el mismo espacio. Como no hay motivos de seguridad ni de otro tipo que obliguen a esa alineación, todo queda a gusto de los que exprimen asientos y pasajeros para sacar más dinero.
Como es fácil de apreciar para cualquiera que haya viajado recientemente, las aerolíneas cada vez tienen menos en cuenta el confort de los clientes –que a menudo carecen de otra opción en viajes de larga duración– sino que más bien ansían exprimir más dinero en cada vuelo (…) Curiosamente, en los viajes cortos la gente tiende a elegir siempre el vuelo más barato, independientemente de cuánto se quejen luego por las miserables condiciones en las que viajan.
Es un poco medio-incalificable medio-indignante escuchar cómo la explicación habla técnicamente de maximizar los beneficios a costa de la «densidad de pasajeros» y cosas así, como el que apila mandarinas en una caja o sardinas en una lata.
Como ejemplo curioso está el eterno dilema de la recomendación para 9 asientos por fila. Según Boeing la mejor para el 777 es de 3+3+3 asientos por fila, con unos 81 cm de espacio entre pasajeros, pero no es extraño verlo configurado como 2+5+2 (incluyendo el «asiento de la muerte» central) e incluso existen versiones asimétricas de 2+4+3. Si en todas las filas caben 9 asientos, ¿cuál es la diferencia? Cuestiones de «percepción de la comodidad», velocidad de embarque e incluso técnicas, como el número de «cajas de control» necesarias para los sistemas de entretenimiento abordo de cada grupo de asientos.
Respecto al «efecto sardina» explica que en las últimas décadas el espacio entre asientos ha pasado de 86 a 71 cm y esos 15 cm menos de «espacio para las rodillas» se notan… A base de bien. Otro tanto ha sucedido con el ancho de los asientos, que ha pasado de 46 a 42 cm, para incomodidad de los usuarios «grandotes», cuyo tamaño promedio además ha aumentado en estas décadas. En el Airbus 330 esta optimización supone pasar de 8 a 9 asientos por fila, un 10% más (de beneficio para la aerolínea, claro).
Curiosamente, no hay normativa legal sobre cuánta gente puede una aerolínea «empaquetar» en un avión. La única restricción es la famosa regla de que cualquier avión ha de poderse evacuar al completo en 90 segundos. Y si demuestras que puedes sacar a 873 personas en menos que ese tiempo, es que todo es posible.
(Vía Laughing Squid.)