Por @Alvy — 15 de octubre de 2018

Este vídeo acongoja un poco al verlo, pero aunque es un caso claro de ¡pa habernos matao! acaba bien. Muestra el procedimiento totalmente calmado y responsable que ejecuta un piloto cuando tras intentar encender las luces de aterrizaje su Cessna 172 sufre un fallo eléctrico total en la avioneta. Algo que normalmente es malo, pero que de noche es mucho peor.

Peor todavía si encima la torre de control del aeródromo ha cerrado y ya no hay nadie en la frecuencia de radio ni queda nada visible por allí, excepto las luces principales de la pista.

Y sumamente peor cuando en plena maniobra las luces hacen ¡puf! como cuando el controlador tiral del cable Aterriza como puedas y la pista se apaga completamente, a segundos de hacer la toma.

El vídeo está narrado por FlightChops quien explica lo que sucede en cada momento. Dice que aunque es una situación «para la que todo piloto está entrenado» el protagonista tenía sólo 60 horas de vuelo y los dos pasajeros que llevaba eran no-pilotos, así que excepto ayudar sujetando la –providencial– linterna de luz roja poco más podían hacer.

El incidente comienza en 01:35 y se van describiendo todos los pasos: primero van fallando todos los instrumentos e iluminación, pese a lo que la avioneta todavía se puede manejar –excepto los flaps si son eléctricos–. Habiendo visto la pista a lo lejos, el piloto intenta llegar y de hecho consigue encararla bastante bien. El problema surge cuando de repente se apagan las luces la lista. ¡Glups!

Por suerte la vista humana es mejor que la de las cámaras y ya estaba acostumbrada a la oscuridad, de modo que se podía ver más de lo que muestran los imágenes – lo suficiente como para recorrer los últimos cientos de metros y tomar tierra.

Las lecciones que dicen que se aprende de este incidente son conservar la calma ante todo, no preocupar innecesariamente a los pasajeros y a que hay que llevar en el kit de piloto siempre la linterna para las emergencias y también una radio portátil, que funcione por batería y pueda servir ante esta situación. Irónicamente el piloto del avión sí que la llevaba pero se da cuenta demasiado tarde y no puede ponerse a comprobar las frecuencias ni si la batería está bien, etcétera.

Por suerte todo salió bien así que el piloto queda nombrado aspirante a Sully para pequeñas aeronaves. Porque hay que ver no sólo lo bien que lo hizo sino cómo mantenía la calma hasta cuando abren la puerta y salen de la cabina, como si tal cosa.

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