Por @Wicho — 25 de junio de 2014

Aún cuando no se ven dos en un burro si el avión y la tripulación están certificados para ello y el aeropuerto cuenta con los equipos adecuados es posible realizar aterrizajes siempre que la visibilidad horizontal sea al menos de 50 metros por aquello de poder rodar por la pista y ver las salidas una vez en tierra.

En este vídeo se ve un aterrizaje ILS categoría III 3C, la que permite unos mínimos menores, en la pista 33L del entonces aeropuerto de Madrid - Barajas.

El avión se mete en las nubes a eso de los 1000 pies de altura, algo más de 300 metros, y la tripulación no ve la pista hasta un poco por encima los 100 pies, algo más de 30 metros de altura.

Simplificando mucho, estos sistemas funcionan emitiendo dos pares de señales que marcan tanto el eje longitudinal de la pista, para indicar que el avión está volando en la dirección adecuada, como la senda de planeo correcta, generalmente situada en un ángulo de 3 grados por encima de la horizontal, aunque hay aeropuertos como el de London City que usan sendas más inclinadas, para indicar que el avión lleva el ritmo de descenso correcto que lo colocará en la pista con espacio suficiente para frenar.

Los receptores ILS de a bordo del avión indican mediante una barra horizontal y otra vertical al piloto el rumbo a seguir y el ritmo de descenso adecuados, aunque también se encargan, si así lo desean los tripulantes, de controlar el piloto automático para que este vuele la senda ILS automáticamente.

Por cierto que en este vídeo, mientras el avión está aún por encima de las nubes, se puede ver una gloria por delante de este.

(@flap152 vía RT de @karlos346).

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