El 787 que hizo un aterrizaje de emergencia en Takamatsu - AP/Kyodo News
Aunque no detendrá las líneas de producción, lo que podría ser bastante complicado, Boeing ha confirmado que no entregará ningún 787 más hasta que se aclaren por completo los problemas que han llevado a la paralización de todos los aviones de este modelo en todo el mundo.
Claro que por otra parte difícilmente podría entregarlos al no poder llevarlos volando a su destino.
Técnicos de Boeing, de GS Yuasa Corp, la empresa fabricante de las baterías sobre las que se centran las sospechas, y de Thales, la empresa que fabrica los sistemas de control de estas están inspeccionando el 787 que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Takamatsu, aunque habrá que realizar inspecciones más a fondo, probablemente en Tokio.
De todas formas, tal y como se puede leer en Waking From the Nightmare : 787 Dreamliners Now Grounded el problema parece que dista de ser trivial, pues el 787 usa baterías de iones de litio para ahorrar peso y espacio.
Son el mismo tipo de baterías que son consideradas peligrosas cuando viajan como carga en un avión y que de hecho también ponen un poco nerviosos a las aerolíneas cuando las llevas como parte de tu equipaje, ya que en caso de fallo de una de las celdas que las componen este fallo tiende a extenderse al resto de las celdas que componen la batería debido al calor y a los productos químicos que el fallo libera:
La batería del portátil de este vídeo pesa unos gramos; las que están fallando en los 787 pesan unos 30 kg
De hecho la certificación de tipo del 787 incluye un párrafo que dice específicamente que «Las celdas de las baterías deben ser mantenidas a presiones y temperaturas seguras durante cualquier proceso de carga y descarga y durante cualquier fallo del sistema de monitorización de carga de la batería que no se haya comprobado que sea extremadamente remoto. La instalación de baterías de iones de litio debe impedir la explosión en caso de que se produzca uno de estos fallos».
Claro que parece que o bien una tanda de baterías tienen defectos de fabricación, o los fallos del sistema de carga no son tan extremadamente remotos, o bien el funcionamiento de este tipo de baterías a bordo del 787 no ha sido todo lo exhaustivamente comprobado que debería haber sido, o...
En cualquier caso, no parece que la cosa vaya a ser cuestión de días, ya que una de las cosas en cuestión en todo este asunto es el proceso de certificación del propio avión, llevado a cabo en un «agresivo» plan de pruebas de nueve meses que quizás haya pasado algo por alto y que quizás también tenga que ser revisado.
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