Por @Wicho — 9 de septiembre de 2020

Boeing 787 de LAN aterrizando en Madrid
Boeing 787 de LAN Chile aterrizando en Madrid

Cuando aún no se sabe qué consecuencias va a tener el fallo en la fabricación de ciertos componentes de la sección de cola del fuselaje del Boeing 787 la empresa ha anunciado que ha descubierto otro problema más con el modelo. En este caso afecta al timón de profundidad del 90% de los 787 fabricados.

Al parecer algunas piezas que forman el timón de profundidad –esas pequeñas alas que van a los lados de la cola– de 893 de los 982 ejemplares que ha entregado la empresa –esto es como un 90% de ellos– fueron ensambladas de tal forma que no cumplen las tolerancias especificadas. Comoc consecuencia el espacio que queda entre esas piezas es mayor que el que debería ser. El exceso de espacio es de aproximadamente el grosor de una hoja de papel. Es una diferencia mínima pero aún siendo tan pequeña Boeing reconoce que puede llevar a un envejecimiento prematuro de los timones de profundidad.

La buena noticia es que el fallo es reparable y además afortunadamente para Boeing ninguno de los 787 entregados lleva el suficiente tiempo en servicio como para que empiece a notarse el efecto del fallo de ensamblado ni para que mucho menos haya causado ningún problema. Pero habrá que ver cómo y cuándo se aplica a los aviones que lo sufren o incluso si es necesario hacer algo al respecto, que podría darse el caso de que no.

Lo que es increíble –o debería serlo– es que Boeing haya entregado una vez más aviones que no cumplen las especificaciones por fallos en en su producción sin que esos fallos hayan sido detectados antes de la entrega. No estamos hablando de un fallo de diseño que se descubre y luego se corrige; esto es relativamente habitual. Estamos hablando de que la planta de Boieng no cumple sus propios estándares.

Y es que esto se une a otro problema anunciado pocos días antes también relacionado con la cola del Boeing 787. Este otro problema puede hacer que la mampara posterior del fuselaje que separa la zona presurizada de la no presurizada no cumpla las especificaciones de diseño. Es debido a problemas en la fabricación de la mampara en sí y de la sección del fuselaje en la que va colocada. En esa ocasión Boeing también entregó aviones que no cumplen con las especificaciones sin detectar el fallo antes de que salieran de fábrica.

La Autoridad Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) está estudiando los dos problemas con el Boeing 787 para determinar qué hacer con ellos.

Pero desde luego no es, para nada, el tipo de noticias que necesita Boeing, que está en pleno proceso de intentar devolver al servicio el 737 MAX. Tampoco le viene nada bien que se vuelva a hablar de problemas con el 787, que tuvo problemas con sus baterías al principio de su vida operativa que llevaron a que el modelo quedara tres meses en tierra mientras se solucionaban.

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