El primer 787 tras retomar las entregas se va al aire con destino a su aerolínea – American Airlines
La semana pasada American Airlines recibía oficialmente el Boeing 787 con matrícula N880BJ. Es el primero que el fabricante entrega en más de un año, después de que en mayo de 2021 la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) le obligara a detener las entregas.
El problema viene de cuándo en agosto de 2020 dos fallos de fabricación llevaron a Boeing a comunicar a las aerolíneas propietarias de al menos ocho 787 que los dejaran de usar inmediatamente hasta que pudieran ser reparados. Los fallos afectaban al proceso de fabricación e instalación de la mampara que está en la parte trasera del fuselaje.
Pero pronto aparecieron nuevos problemas de fabricación que afectaban al timón de profundidad; al timón de dirección; y finalmente Boeing tuvo que reconocer que había problemas de ensamblado que afectaban a todo el fuselaje, no sólo a la mampara posterior del fuselaje.
Un 787 en pleno proceso de ensamblado – Boeing
A pesar de todo ello en marzo de 2021 Boeing retomó las entregas del 787, aduciendo que los problemas estaban identificados y controlados. Pero entonces entró en acción la FAA, que, convenientemente escaldada por el fiasco del Boeing 737 MAX, en mayo ordenó detenerlas hasta que Boeing presentar un plan de mitigación que convenciera a la agencia.
Visto lo visto, no les faltaba razón, pues aún en julio de 2021 apareció un nuevo problema, en este caso con la unión del mamparo frontal de presión al resto del fuselaje; y en noviembre con las uniones entre algunas piezas, que resultaron ser menos fuertes de lo debido.
Un 787 con el mamparo frontal a la vista – Boeing
Así que no fue sino hasta el pasado 8 de agosto cuando, tras varias idas y venidas y revisiones, la FAA dio el visto bueno al plan. Eso permitió a Boeing entregar el citado 787 a American Airlines, que desde entonces ya ha recibido otro, el N876AL. Pero no antes de que la FAA haya revisado individualmente los dos aviones, algo que, por ahora, piensa hacer con cada 787 antes de darle su certificado de aeronavegabilidad.
En total Boeing acumula unos 120 aviones pendientes de entrega, aún a pesar de haber reducido el ritmo de producción a uno por mes. El parón y los costes asociados le han supuesto hasta ahora unos 5.500 millones de dólares, aunque ha tenido la suerte de que la mayoría de las aerolíneas que tenían 787 encargados no han cancelado los pedidos, aunque algunas sí que han retenido los pagos.
Es una magnífica noticia para el fabricante, pues el 787 es el segundo modelo más vendido de Boeing. También lo es para las aerolíneas que esperaban incorporarlo a sus flotas, ya que es un avión que desde su entrada en servicio en noviembre de 2011 ha demostrado con creces su capacidad para abaratar costes de operación y así hacer ganar más dinero a sus operadoras.
A Boeing, de quedan, de todos modos, dos importantes frentes abiertos en cuanto a sus aviones comerciales: por un lado, se le acaba el tiempo para certificar los 737 MAX 7 y MAX 10 sin tener que someter sus cabinas a un importante y costoso rediseño; por otro, el MAX aún no puede volar en China a pesar de que la Administración de Aviación Civil de China (CAAC) está satisfecha con los cambios implementados por el fabricante.