Para ser sinceros, mi familia estaba bastante en contra de este proyecto al principio.
– Zhu Yue
líder del proyecto
Todo empezó con el diseño de una casa con forma de avión, pero acabó yéndoseles de las manos. Han tardado dos años y se han gastado unos 400.000 euros al cambio, pero seis granjeros chinos aficionados a la aeronáutica –que claramente encajan en la definición de aerotrastornados– han conseguido su sueño: fabricar una réplica a tamaño real de un Airbus 320.
Al estar construido de madera y metal y no tener motores ni electrónica obviamente no vuela, pero el hecho de que esté a escala 1:1 le confiere cierta personalidad y un toque «mira lo que podemos hacer». Algo que según parece es típico de una cultura de la réplica como «cuestión de poderío», tal y como analizó en Bianca Bosker en un libro acerca de esa peculiar subcultura arquitectónica china: muchas veces no copian porque sean no tengan ideas originales o por ahorrar en diseño; copian para demostrar que pueden hacerlo y que su poderío es tan grande como el de los demás.
Para acceder al avión se utiliza un pequeño camioncito-escalera, también construida en madera, y aunque de momento está vacío planean convertirlo en un restaurante, un pequeño hotel o algo parecido. Al parecer en china la historia ha sido toda una sensación, impregnada un poco de la idea de meterse en un proyecto un tanto colosal «para cumplir un sueño de la niñez»: tener un avión propio, aunque sea de madera y no vuele. Pero… ¿Y lo bien que te lo pasas haciéndolo?