El EC-KKQ en Vigo el pasado 10 de junio - Foto de Miguel Martín Cordeiro
El 24 de junio de 2013 el motor derecho del ATR-72 que realizaba el vuelo AEA7306 entre Madrid y Vigo dejó de funcionar durante el despegue por la pista 36L.
Ante esta situación los pilotos solicitaron una vuelta inmediata al aeropuerto de Madrid, que les fue autorizada a la pista 32L, el procedimiento estándar para una emergencia de este tipo en Barajas, algo que supone recorrer algo más de cien kilómetros mientras se realiza el circuito establecido.
Pero dado que el avión no sólo contaba con un solo motor en funcionamiento sino que además no conseguía ganar altura el comandante decidió utilizar de nuevo la pista 36L, pero en esta ocasión para aterrizar, una pista que en configuración norte, tal y como estaba barajas en ese momento, solo se usa para despegar.
De hecho es pista jamás se usa para aterrizar en ninguna de las configuraciones del aeropuerto pues no tiene radio-ayudas ni maniobras de aproximación publicadas, aunque afortunadamente ese día la meteorología era perfecta para realizar una aproximación en visual, una opción que en un día sin visibilidad simplemente habría sido inviable.
Es muy probable que esta decisión haya salvado la vida no sólo de los ocupantes del avión, sino quizás también de alguien en tierra, pues de haber caído este sobre Barajas o algún otro lugar poblado en las cercanías del aeropuerto el desastre habría sido aún mayor.
Claro que para que el avión afectado pudiera aterrizar los controladores tuvieron que hacer un rápido trabajo despejándole el camino, pues de hecho había ya un avión alineado en la 36L y listo para despegar cuando el ATR-72 aterrizó.
David Guillamón explica en Gestión de emergencias y situaciones especiales como debe reaccionar un controlador ante una situación así, lo que se resume en el acrónimo ASSIST: Acknowledege, Separate, Support, Inform, Silence y Time.
Asegurarse de conocer perfectamente la situación de emergencia, separar el avión afectado de otros tráficos, ofrecer toda la ayuda posible, informar a las demás dependencias y servicios que puedan verse afectados, mantener silencio de radio en la medida de lo posible, y dar tiempo a los pilotos para gestionar la situación sin agobiarlos en un momento de gran carga de trabajo en la cabina.
Por cierto que digan lo que digan algunas senadoras el ATR-72 no tiene nada de tercermundista, por mucho que probablemente se haya llevado el susto de su vida al vivir en directo esta emergencia ya que iba a bordo del vuelo en cuestión.