Una de las tareas de un controlador aéreo, como cuenta Jorge Ontiveros en el libro Descubrir el control aéreo, es asegurarse de que hay la separación suficiente entre las distintas aeronaves bajo su control para que las turbulencias que crea una no afecten a las que vienen detrás.
En este vídeo del Dryden Flight Research Center de la NASA se puede ver el efecto de los vórtices creadas por las puntas de las alas de un Lockheed L-1011 un Lockheed L-1011 marcadas con humo de colores:
NASA Airliner Wing Vortice Tests [YouTube 1:03]
Es muy curioso ver como los efectos llegan con unos 20 segundos de retraso respecto al avión; hay otro similar con un Lockheed C-5A Galaxy en C-5A Wing Vortice tests at NASA Langley Research Center.
Estas turbulencias, que en general son tanto más fuertes cuanto más grande sea el avión que las crea, pueden afectar mucho el comportamiento del avión que viene detrás, en especial en el momento del despegue y el aterizaje, y de hecho se han producido algunos accidentes e incidentes causados por estas turbulencias hasta que se reguló el asunto de la separación mínima entre aviones, algo que en los Estados Unidos se hizo a raíz del accidente del vuelo 9570 de Delta Airlines el 30 de mayo de 1972.
(Gracias, Jab.)