Por Nacho Palou — 10 de agosto de 2016

Apodado como el trasero volador (aunque su verdadero nombre es «Martha Gywn»), la aeronave de 92 metros de longitud y 34 metros de diámetro encaja con la unidad de medida campofutbolera: tiene el tamaño de un campo de fútbol. Es la aeronave más grande, pero todavía tiene que demostrar su capacidad y utilidad. Tiene que demostrar incluso que puede volar.

De momento la aeronave ya ha dado sus primeros pasos saliendo de su hangar en Cardington, en el Reino Unido. Pero antes de levantarse del suelo el Airlander 10 debe pasar por una serie de pruebas en tierra.

La aeronave está llena de helio inerte, no inflamable, y de aire. Variando el volumen de helio el dirigible se mantiene en posición en el aire, desplazándose propulsado por los cuatro motores diesel.

190 airlander 10 2016

El dirigible Martha Gywn puede volar con tripulación o puede pilotarse por control remoto (¿teledirigible?) y es capaz mantenerse en vuelto durante cinco días. Serviría como plataforma técnica y científica, para el transporte de mercancías o de personas o para levantar y desplazar cargas.

Según Hybrid Air Vehicles, fabricante del Airlander 10, esta aeronave cuenta no numerosas ventajas: no es ruidosa, contamina poco y es duradera. Puede aterrizar y despegar casi en vertical, lo que significa que en tierra necesita poco más que un campo de fútbol para operar sobre casi cualquier superficie, arena, agua, hielo o campo abierto.

La versión militar del Airlander ya alzó el vuelo el año pasado en Nueva Jersey. El Airlander 10 actual —el 10 es por su capacidad de carga de 10 toneladas— es una versión reconvertida para uso civil después de que el ejército de EE UU descartase su uso a finales del año pasado, por recortes en el presupuesto.

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