Por @Alvy — 24 de abril de 2019

Esta auténtica joya que me he encontrado es un viejísimo documental mudo en blanco y negro que tiene casi un siglo y que fue recuperado de los archivos de la British Pathé donde había permanecido perdido y olvidado durante décadas. Apareció recientemente y se ha digitalizado y añadido a los noticieros de la época, como primer título de la colección Lost & Found («Objetos perdidos»).

El documental habla de la Imperial Airways , la primera aerolínea británica de largo alcance. Sí: es anterior incluso a la British Airways, que se fundó más tarde en 1935 (aunque absorbió a la Imperial). Los 20 minutos de minidocumental describen cómo eran los viajes de la época para los pasajeros, pilotos y personal de tierra. El avión es un Handley Page W.8b.

Muchas cosas llaman la atención, pero me quedo con estas:

  • La seguridad era siempre lo primero. Antes de volar había un «ingeniero de tierra» que examinaba el avión a conciencia. También se muestra todo el proceso de calibración de la brújula, el principal instrumento de orientación que se usaba por aquel entonces.
  • Los partes meteorológicos se obtenían lanzando globos aerostáticos para medir la velocidad del viento a diferentes altitudes. Los resultados se dibujaban a mano en una pizarra que tenían que consultar los pilotos antes de despegar.
  • Los biplanos Handley Page W.8b podían llevar hasta 12 pasajeros en la cabina, además de los dos pilotos que iban en la zona descubierta, con sus gorritos y gafas típicos. Además del pasaje se transportaba algo muy importante para la época: el correo postal.
  • Las señales de la torre de control se hacían con banderas. Primitivo pero efectivo.
  • El avión era ya un medio de transporte tres veces más rápido que las combinaciones barco+tren para llegar hasta Europa. Por ejemplo el trayecto Londres-París se podía hacer en algo más de 2 horas, frente a 7 sumando barco y tren. London-Berlín eran unas 7 horas, frente a las 25 que se necesitaban por otros medios.
  • Los controladores aéreos ya existían entonces, hablaban con los operadores de radio (que a su vez hablaban con los pilotos) y colocaban fichas indicadoras representando a cada avión sobre mapas de papel.
  • En condiciones de poca visibilidad los pilotos podían solicitar su posición por radio. Ésta se calculaba mediante localización de varias señales en dos o más estaciones de tierra por localización direccional. Algo ingeniosamente sencillo y de baja tecnología (mapas y cuerdas); pura geometría.
  • Además de todo lo anterior los pilotos tenían mapas con la posición de los faros para la navegación nocturna. Cuando tenían que tomar tierra se encendían grandes focos de luz e incluso se disparaban bengalas para iluminar las pistas.

La verdad es que ver estas antiguos trastos prepararse para volar, los medios que se empleaban y cómo viajaban aquellas primeras gentes da cosilla: se ven frágiles, muy «de madera» y con muchísimas partes móviles y aparentemente vulnerables ante las inclemencias del tiempo.

La escena en la que aparecen los pasajeros apelotonados en la cabina parece casi de antiguo vagón de tren. Recordemos que han pasado casi 100 años. Pero aquellos trastos volaban. Volaban bien y volaban seguro. Un principio que se ha mantenido hasta nuestros días.

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