Los Estados Unidos han prohibido a varias aerolíneas de trece países –que por lo visto no pueden decir públicamente que les afecta esta prohibición– que dejen volar a sus pasajeros con ningún dispositivo electrónico más grande que un teléfono móvil en la cabina de pasajeros a partir del 25 de marzo de 2017.
Están excluidos los dispositivos médicos y los que vayan incluidos en los maletines electrónicos de vuelo de la tripulación pero esto implica que nada de usar un portátil, una tableta, una cámara, o un lector de libros electrónicos en cualquiera de estos vuelos. Todos esos dispositivos ahora tienen que ser facturados.
Saudia Airlines y Royal Jordanian parecen ser dos de las aerolíneas afectadas, pero la lista completa no se ha hecho pública; tampoco está clara clara la lista de aeropuertos afectados, ya que al parecer no afecta a todos los vuelos de las aerolíneas en cuestión.
El motivo aducido por las autoridades estadounidenses es una amenaza terrorista no especificada.
Dejando aparte la chapuza que supone para aerolíneas y pasajeros intentar poner en marcha una nueva y restrictiva norma sin que esté todo muy claro –aunque esto parece ser ya una constante en las decisiones de la administración Trump– no parece tampoco muy claro que se vaya a ganar ningún tipo de seguridad.
Es más, hay quien se pregunta incluso si esto no será peor, ya que si metes un montón de dispositivos con baterías de iones de litio en el equipaje facturado y se incendia alguna de las baterías va a ser mucho más complicado apagarlo que si este incendio se produce en la cabina de pasajeros a la vista de todos… y eso por no hablar de un posible incendio en cascada.
Un móvil después de quedar atrapado en un asiento y que se incendiara su batería – Qantas / ATSB
Además, si un grupo terrorista realmente quiere atentar usando este vector de ataque, ¿qué le impide facturar un número determinado de dispositivos de este estilo en cualquier otra aerolínea o en cualquier otro vuelo?