Por @Wicho — 21 de marzo de 2017

Comprobación de equipaje facturado en Rostov

Siguiendo los pasos de los Estados Unidos –parece ser que ambos países se basan en la misma información– el Reino Unido ha instaurado una norma que prohíbe a los pasajeros llevar en la cabina dispositivos electrónicos a partir de un cierto tamaño en ciertos vuelos.

Se trata de vuelos directos al Reino Unido desde Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Líbano, Túnez y Turquía en los que los pasajeros tendrán que facturar cualquier dispositivo electrónico que mida más de 16 centímetros de largo, 9,3 de ancho y 1,5 de grosor… aunque me pregunto de dónde habrán sacado esas medidas en concreto.

Curiosamente el Reino Unido no ha incluido en la lista de países de origen afectados a los Emiratos árabes Unidos y a Qatar, cosa que los Estados Unidos sí han hecho, lo que empieza para algunos indica un cierto tufillo a proteccionismo disfrazado de otra cosa por parte de la administración Trump.

Las aerolíneas británicas afectadas son British Airways, EasyJet, Jet2.com, Monarch, Thomas Cook y Thomson; también se ven afectadas Egyptair, Middle East Airlines, Royal Jordanian, Saudia, Tunisair y Turkish Airlines.

Las medidas que eviten que los pasajeros embarquen con estos dispositivos tienen que estar en funcionamiento para el 25 de marzo y no está claro cuanto durarán.

Lo curioso es que esta decisión está basada, aparentemente, en los atentados contra un avión de Daallo Airlines y contra otro de la compañía rusa Kogalymavia… ninguno de los cuales había despegado de ninguno de los aeropuertos incluidos en esta nueva norma.

Sigue sin estar nada claro –más allá de que el equipaje facturado pase un control más estricto, que está por ver– lo que se gana haciendo que estos dispositivos tengan que ir facturados más allá de fastidiar a los pasajeros y crear un problema logístico para las aerolíneas y aeropuertos afectados, ya que tendrán que hacer un filtrado extra en las puertas de salida de los vuelos en cuestión.

Por no hablar, de nuevo, de que si un terrorista quiere intentar colar en la cabina de pasajeros un explosivo disfrazado como un dispositivo electrónico portátil no tiene más que escoger un vuelo que salga de otro aeropuerto.

O del peligro de que la batería de uno de esos dispositivos se incendie en la bodega de carga sin que haya acceso fácil a ésta para extinguir el incendio.

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