Por @Wicho — 31 de agosto de 2020

Secciones 47 y 48 del Boeing 787 - Paul Thompson
En la sección defuselaje pintada de blanco que se ve a la derecha la mampara problemática está entre la puerta y la parte en la que van encastrados los estabilizadores horizontales – CC Paul Thompson

Dos fallos en el proceso de fabricación de al menos ocho Boeing 787 han llevado al fabricante a indicar a las aerolíneas afectadas que dejen de usar inmediatamente esos ejemplares hasta que puedan ser reparados. Son aviones fabricados en los últimos años en la planta de Carolina del Sur y entregados a Air Canadá, Singapore Airlines y United Airlines.

Los fallos afectan al proceso de fabricación e instalación de la mampara que está en la parte trasera del fuselaje y que marca el fin de su sección presurizada. Es, por decirlo así, como la tapa trasera de la cabina de pasajeros. Va entre las secciones 47 y 48 del fuselaje.

Analizando datos tomados durante la producción de los aviones afectados Boeing ha podido determinar que esas mamparas no soportarían los límites de carga normales que un 787 experimenta durante su uso y que podrían terminar agrietándose. Así que toca dejar de usar esos aviones hasta que las mamparas puedan ser reparadas, un proceso de un par de semanas por avión.

La buena noticia aquí es que Boeing ha detectado esos fallos antes de que se produjera ningún problema con los aviones afectados.

La mala es que esos aviones nunca deberían haber sido entregados sin haber corregido ese defecto de producción, y más cuando Boeing evidentemente tiene los datos para detectarlo. Estamos hablando de un fallo potencialmente catastrófico: el vuelo 123 de Japan Airlines se estrelló debido a una reparación mal hecha en la pieza equivalente de un 747.

Y este tipo de noticias es lo último que necesita Boeing cuando está intentando devolver al servicio el avión antes conocido como Boeing 737 MAX y ahora como 737-8.

No es, además, la primera vez que tiene problemas en esa planta: hace unos meses se descubrió que 737 MAX producidos allí salían de la línea de ensamblado con herramientas y trapos olvidados en el interior de sus depósitos de combustible.

Y tampoco es la primera vez que tiene problemas con el 787. Ya en 2013 una serie de problemas –rematada por la retirada del servicio del modelo durante tres meses porque sus baterías principales se incencdiaban– le costó el puesto al director del programa.

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