En septiembre del año pasado un Tupolev 154M de Alrosa perdió todos sus sistemas eléctricos cuando volaba a una altura de 10.600 metros haciendo la ruta entre Polyarny y Moscú Domodedovo y la tripulación se vio obligad aa aterrizar en una pista abandonada casi mil metros más corta de lo necesario en condiciones normales.
Y este avión no aterrizaba en condiciones normales, sino que, entre otras cosas, lo hizo sin flaps, con lo que la velocidad de aterrizaje fue más elevada de lo normal e inevitablemente se salió al final de la pista, aunque afortunadamente ninguno de los 81 pasajeros y tripulantes sufrió ningún daño y pudieron evacuar el avión, que se detuvo 160 metros más allá del final de la pista, con toda la calma del mundo.
Si esto ya parece increíble y poco menos que milagroso, aunque habla extremadamente bien del trabajo de la tripulación ante una emergencia de ese calibre, ahora resulta que ese avión ha sido reparado y ha vuelto a volar:
Impresionante. Ya no los hacen como antes ;-)
(Vía José Luis Celada Euba en Aerolínea).