Por Luis Calvo Foto A. Lugtigheid. La Comisión de Investigación de Accidentes holandesa ha emitido su informe inicial sobre el accidente del Boeing 737-800 de Turkish Airlines en el aeropuerto de Ámsterdam el pasado 25 de febrero.
Según este informe [PDF 24,3 KB en inglés], el sistema automático de control de potencia de los motores redujo la potencia de los mismos prematuramente como consecuencia de un fallo en uno de los altímetros del avión y los pilotos reaccionaron demasiado tarde, haciendo imposible recuperar el vuelo.
Según la comisión, el radioaltímetro izquierdo del avión falló, según se ha detectado tanto en el grabador de parámetros de vuelo como por los comentarios de la tripulación recogidos por el grabador de voces de cabina, las conocidas como cajas negras. Según esos datos, el radioaltímetro cambió su lectura de 1.950 pies a -8 pies, información que fue dada por buena por el piloto automático e hizo que el sistema de potencia de los motores redujese esta aún más al asumir que estaban a punto de aterrizar. Como consecuencia de esta reducción de potencia el avión perdió velocidad hasta llegar a la mínima de vuelo, momento en que sonó una alarma y la tripulación reaccionó aplicando potencia a los motores, aunque no dio tiempo a evitar que el avión descendiese hasta impactar contra el suelo.
La cabina iba ocupada por tres pilotos, el comandante, un segundo en prácticas y un tercer piloto en el transportín.
Antes de que sonase la alarma de velocidad mínima sonó otra alarma de tren de aterrizaje arriba que fue ignorada por la tripulación.
La comisión emitió un avisó a Boeing para que modificase el manual del Boeing 737-800 y añadiese que el piloto automático debe desconectarse en caso de un fallo de un radioaltímetro.
Boeing, por el momento, ha indicado que va a estudiar esta recomendación, y mientras tanto ha emitido un aviso para los pilotos de la tercera generación del Boeing 737 para que controlen con cuidado los instrumentos durante las fases críticas del vuelo.
Según la comisión, en el momento en que el avión chocó contra el suelo con su cola, se movía a unos 175 km/h cuando en es momento no debería haberlo hecho a menos de 260 km/h. Los tres pilotos murieron en el accidente así como tres empleados de Boeing que viajaban como pasajeros.