El Comité Nacional de Seguridad en el Transporte (Komite Nasional Keselamatan Transportasi, KNKT) de Indonesia acaba de publicar el informe preliminar sobre el accidente del vuelo JT610 de Lion Air [PDF] que se estrelló el pasado 29 de octubre.
Como informe preliminar que es no llega a conclusiones sobre las causas del accidente –que por otro lado se antojan complejas– pero los datos que aporta son compatibles con un mal funcionamiento de un sensor de ángulo de ataque que a su vez habría activado el MCAS, el sistema de seguridad que incorporan los 737 MAX para evitar que el avión se encabrite demasiado.
De hecho la información almacenada en el grabador de datos indica que desde un par de minutos después del despegue hasta que el avión se desintegró contra el mar los tripulantes tuvieron que levantar el morro del avión en casi 30 ocasiones para contrarrestar las órdenes del ordenador de a bordo, empeñado en bajarlo levantando el timón de profundidad.
Aún quedan muchas cosas por estudiar y analizar y de hecho aún falta por localizar el grabador de voz, la otra caja negra, para que los investigadores puedan hacerse una idea de lo que pasó y de las causas del accidente.
Pero ya hay algunas dudas que destacan. ¿Por qué la tripulación no desactivó el mecanismo que permite al ordenador de a bordo mover el timón de profundidad, mecanismo que mueve físicamente una rueda en el pedestal que hay entre los pilotos y hace ruido para hacer ver que está actuando? ¿Por qué ninguna de las reparaciones a las que supuestamente fue sometido el avión, que presentó problemas en los cuatro vuelos anteriores al del accidente, fueron efectivas? ¿Cómo es posible que el MCAS se haya activado cuando uno de los sensores de ángulo de ataque estaba dando valores claramente erróneos?
Y también está el asunto de que Boeing no le había dicho nada a las aerolíneas que operan el 737 MAX sobre la presencia del MCAS, un sistema nuevo y exclusivo de esa variante del 737. Aunque en este caso quizás no habría habido demasiada diferencia porque, como decía antes, parece que la tripulación no supo darse cuenta de que era el ordenador el que estaba dando orden al avión de bajar el morro. Pero desde luego a los pilotos que vuelan este avión no les ha hecho ninguna gracia descubrir que han estado pilotando un avión en el que hay un sistema que puede provocar el movimiento del timón de profundidad sin que nadie les hubiera hablado de él.
En cualquier caso, aún pasarán meses antes de que tengamos respuestas a estas preguntas.