La Junta Nacional de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos acaba de publicar el resumen de su informe sobre el accidente de un Boeing 777 de Asiana Airlines el pasado 6 de julio de 2013 en el aeropuerto de San Francisco que se saldó con tres fallecidos y la destrucción del avión.
El resumen es que los pilotos, muy poco acostumbrados a hacer un aterrizaje manual, a lo que se vieron obligados porque aquel día el sistema de aterrizaje instrumental estaba desactivado por mantenimiento, gestionaron de forma pésima la aproximación.
Al principio iban muy altos, por lo que iniciaron una serie de acciones para intentar corregir ese exceso de altura, llegando a poner el piloto automático en un modo que en realidad hizo subir y moviendo las palancas de control de gases de los motores a una posición en la que el piloto automático dejaba de tener control de estas, algo de lo que no se dieron cuenta.
En esta situación en efecto la velocidad de descenso fue aumentando mientras que el avión perdía velocidad, colocándose al final muy por debajo de la altura y velocidad que debía llevar en una aproximación normal, y para cuando los pilotos quisieron reaccionar, ya era tarde, y les fue imposible evitar el impacto del avión contra el suelo.
Foto vía el padre de @EuniceBirdRah, que iba a bordo del avión siniestrado como pasajero
La NTSB habla también de la posible necesidad de modificar los controles del piloto automático para hacerlos más sencillos, algo que por supuesto Boeing discute.
Pero lo que no parece admitir mucha duda es que la reducción de horas de entrenamiento para a su vez reducir costes tiene buena parte de los sucesivos fallos de los pilotos del vuelo 214 de Asiana Airlines. Y es que con la seguridad no se debería jugar. Nunca.
(Vía ASN News).