Cualquiera que haya volado con cierta frecuencia en los últimos años, en especial si es más alto que la media, habrá podido comprobar en sus propias carnes –generalmente en las rodillas– el caso del espacio menguante entre los asientos de los aviones.
En concreto, según la asociación estadounidense Flyer Rights, la anchura de los asientos se ha visto reducida de 47 centímetros a principios de los 2000 a poco más de 43 alrededor 2015. Pero es peor lo del espacio entre asientos, que se ha visto reducido en 10 centímetros de media, pasando de 89 centímetros a 79, e incluso a sólo 71 centímetros en algunas aerolíneas.
Flyer Rights lleva años pidiendo que se investigue esto, en especial desde el punto de vista de si es un riesgo de seguridad tanto a la hora de una eventual evacuación –es posible que en las condiciones actuales un pasajero que tenga que coger el chaleco que está debajo de su asiento tenga que hacer contorsionismo para poder alcanzarlo– como para la salud de los pasajeros.
Y aunque hasta ahora la FAA se había negado a hacerles caso por fin han conseguido que un tribunal de apelaciones sentencia a su favor.
Así, la FAA tendrá que investigar si el espacio entre asientos y su ancho sigue siendo adecuado teniendo en cuenta el aumento de tamaño de los pasajeros y que cada vez se meten más asientos en los aviones. Y una vez que lo haya hecho fijar un mínimo de espacio entre asientos, al menos según dice esta sentencia.
Pero es seguro que las aerolíneas se resistirán, además de que la FAA puede, después de hacer las pruebas pertinentes, simplemente volver a decir que todo está bien como está.
Pero por algo se empieza.