Los principales aeropuertos de la zona de Londres operan más de 3.000 vuelos al día con tan sólo seis pistas, y más del 99,8% de los vuelos salen sin ningún retraso atribuible al control de tráfico.
Pero el 14 de febrero de 2014 fue uno de los días con peor meteorología sobre el Reino Unido de los últimos años y aparte de todas las consecuencias que tuvieron en tierra las lluvias y los fuertes vientos también fueron un quebradero de cabeza para los controladores aéreos.
Por si fuera poco que estuvieran operando con menos aterrizajes por hora de los habituales por culpa del viento a las tres de la tarde un cambio en la dirección de éste obligó a cambiar la configuración del aeropuerto de Heathrow para que los aterrizajes empezaran a hacerse desde el otro sentido. Y si ya había una cierta congestión en las zonas de espera este cambio –inevitable porque los aviones han de aterrizar con el viento de frente– no hizo sino aumentarla. Al final del día, con retrasos que ya alcanzaban las dos horas muchos pilotos tuvieron que tomar la decisión de irse a sus aeropuertos alternativos, lo que complica un poco más las cosas al tener que hacerles hueco. Afortunadamente no hubo que lamentar ningún tipo de incidente más allá de las molestias causadas por los retrasos y los desvíos.
Visto este vídeo no quiero ni imaginarme cómo será el de los días de frío y nieve de finales de febrero de 2018.
(Vía Controladores).
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