El 9 de enero de 2021 el vuelo 182 de Sriwijaya Air se estrellaba a los pocos minutos de despegar del aeropuerto de Yakarta. El Komite Nasional Keselamatan Transportasi, que es el gubernamental indonesio responsable de la seguridad en el transporte, acaba de publicar su informe final sobre el accidente y en él cita dos causas principales: un mantenimiento defectuoso del avión y la falta de entrenamiento de la tripulación.
El accidente llamó más la atención de lo que ya suele hacerlo un accidente de un avión de pasajeros al tratarse de un Boeing 737, que apenas hacía un mes que el 737 MAX había entrado en servicio de nuevo tras casi dos años parado a causa de dos accidentes. Aunque el avión de Sriwijaya Air era un 737-500, dos generaciones por detrás del MAX.
En el caso del avión accidentado, que tenía 26 años de servicio, el sistema de gestión automático de la potencia de los motores –autothrottle– llevaba dando fallos desde 2013. Ni más ni menos que 65 fallos en ese tiempo. Fallos sin resolver.
Es un sistema sin el que el avión puede volar sin problemas. Pero requiere que la tripulación esté al tanto y que vigile por si falla, lo que no parece que la tripulación del vuelo 182 hiciera. También se puede volar sin usarlo, ajustando la potencia de los motores a mano.
Así, al poco de despegar, el sistema empezó a reducir la potencia del motor izquierdo mientras que mantenía la del derecho hasta que cuatro minutos después de despegar el motor izquierdo estaba dando el 34 % de su potencia mientras que el derecho permanecía en el 92 % usado para el despegue. La tripulación en ningún momento se dio cuenta de esto.
Hasta entonces el piloto automático había ido compensando esa diferencia de empuje. Pero cuando el piloto al mando toco el ajuste del estabilizador horizontal el piloto automático se desconectó e inmediatamente el avión se inclinó 45 grados a la izquierda.
Y aquí es dónde falló el entrenamiento de la tripulación, que nunca había recibido formación acerca de qué hacer en caso de una pérdida de control como esa. Pero no es algo de lo que adoleciera esa tripulación en concreto, es que en Indonesia la la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) no exigía esa formación.
El informe preliminar sobre el accidente incluye indicaciones para que la aerolínea se más estricta con el mantenimiento y a la DGAC para que haga la formación en recuperación de pérdidas de control obligatoria, tal y como recomiendan los organismos internacionales. Aunque ya es tarde para quienes iban a bordo del vuelo 182.