El motor 4 del F-HPJE - BEA
El 30 de septiembre de 2017 el Airbus A380 F-HPJE perdía parte de su motor número 4 –el de fuera del ala derecha– mientras sobrevolaba Groenlandia con destino a Los Ángeles. Tras aplicar los procedimientos de emergencia oportunos la tripulación no tuvo mayores problemas en aterrizar un par de horas después en Goose Bay.
Pero aunque en los días posteriores al accidente se recuperaron unas cuantas piezas del motor la meteorología pronto impidió seguir con la búsqueda. Y los investigadores tuvieron muy claro desde el principio que con las recuperadas no tendrían suficiente para esclarecer la causa del fallo. Así que se pusieron a trabajar en un plan que pudiera permitir su recuperación cuando las condiciones meteorológicas lo permitieran.
Partiendo de la posición GPS del avión en el momento en el que reventó el motor, y utilizando un par de modelos matemáticos distintos, establecieron el área en la que creían que podían haber caído las piezas. Luego hicieron pruebas con distintos dispositivos para ver cual podía ser mejor para detectarlas. Al final decidieron que utilizarían un radar de apertura sintética montado en un avión que sobrevolaría la zona estimada de «aterrizaje» de las piezas.
Estos vuelos los hizo un Falcon 20 que ONERA, la Oficina Nacional de Estudios e Investigaciones Aeroespaciales, ha modificado para portar el radar aerotransportado SETHI. La zona a cubrir medía 15 kilómetros cuadrados. Los vuelos se llevaron a cabo entre el 6 y el 14 de abril de 2018.
El Facon 20 F-GPAA con SETHI. Los dos contenedores que lleva bajo las alas son parte del sistema - BEA vía Austin Lines (Polar Research Equipment) y Thue Bording (Aarhus HGG)
Con los datos obtenidos un equipo del Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia llevó a cabo una exploración sobre el terreno utilizando un georradar entre el 18 de abril y el 15 de mayo. Pero no consiguieron confirmar ninguna de las detecciones del radar aerotransportado con el georradar. Y a pesar de hacer varias excavaciones «a ciegas» utilizando sólo los datos obtenidos por SETHI tuvieron que retirarse sin haber localizado ni una sola pieza.
Sin embargo los datos obtenidos durante los sobrevuelos siguieron siendo procesados y refinados con nuevos algoritmos. De modo que en junio de 2019 se puso en marcha una segunda campaña sobre el terreno que, en esta ocasión, sí consiguió resultados positivos en el primer punto de prospección de los tres posibles que el nuevo análisis proponía.
Allí se recuperaba hace unos días de parte del disco de álabes del ventilador del motor, enterrado bajo cuatro metros de nieve:
La pieza recuperada ya ha sido enviada a los Estados Unidos para que General Alliance, el fabricante del motor, la revise bajo la supervisión de la BEA. Aunque habrá que analizarla para ver si da las pistas suficientes para determinar el origen del fallo del motor.
El disco de álabes - BEA vía Austin Lines (Polar Research Equipment) y Thue Bording (Aarhus HGG)
Pero independientemente de que la pieza contribuya o no a avanzar la investigación ña lectura del informe [PDF] del Bureau d'Enquêtes en d'Analyses (BEA), el organismo encargado de investigar los accidentes aéreos en Francia, acerca de cómo dieron con ella es interesantísimo.