Anda haciendo las rondas este vídeo en el que se ve como un E-2C Hawkeye de la Marina de los Estados Unidos casi se va al agua tras romperse el cable que tenía que haberlo frenado al aterrizar en el USS Eisenhower.
El Eisenhower dispone de cuatro cables de acero de algo más de 6 centímetros de grosor casa uno que cruzan la cubierta de vuelo de lado a lado y que están enganchados a un sistema hidráulico que se encarga de absorber la energía del avión que los engancha al aterrizar. Pero en este caso un fallo en el ajuste de una válvula del sistema tras una revisión hizo que el cable se viera sometido a demasiado esfuerzo y se partió en su decimosexto enganche, aún cuando están diseñados para durar 125.
Un Hawkeye apontando en el USS Nimitz. Se ve uno de los cables delante del morro y otro casi debajo del ala – US Navy
Sin embargo, y aunque parezca contraintuitivo, el procedimiento de apontaje indica que tras tocar la cubierta el piloto ha de dar gases a tope hasta que el avión esté parado, precisamente por si falla a la hora de enganchar el cable o si este no detiene el avión.
Esto fue lo que salvó al Hawkeye y a su tripulación, que aterrizaron algo más tarde en la base naval de Norfolk. En el caso del personal de cubierta el cable partido provocó varios heridos, pero aún así hubo suerte, ya que un latigazo de un cable de esos puede, literalmente, partir a una persona por la mitad; un C-2A Greyhound y un MH-60S Seahawk también resultaron dañados.
(Gracias, Fernando).