Aeronáutica Civil de Colombia ha presentado el informe preliminar del accidente del avión del Chapecoense [PDF 1,5 MB]. Para sorpresa de nadie en él se afirma que «los investigadores no identificaron una falla técnica que pueda haber causado o contribuido al accidente ni se presentó un acto de sabotaje o intento suicida. La evidencia recogida revela además que la aeronave sufrió agotamiento de combustible y que quedó prácticamente destruida.»
Las irregularidades empiezan con el plan de vuelo en el que, entre otras cosas, no se incluía un segundo aeropuerto alternativo y en el que el tiempo de vuelo era igual al de la autonomía del avión, lo que indica que no cumplieron con la normativa respecto al combustible de reserva para contingencias.
Esto supone que volar de Santa Cruz – Viru Viru a Medellín ponía absolutamente al límite las capacidades del avión, y de hecho los pilotos discutieron durante el vuelo parar a repostar, cosa que no hicieron; además se encontraron con viento de frente sobre Colombia, lo que supuso un consumo de combustible mayor de lo esperado.
Por eso se encontraron en aproximación a su aeropuerto de destino muy justos de combustible –debajo del mínimo legal, de hecho– con lo que al tener que hacer esperas por haber declarado emergencia por fuga de combustible otro vuelo perdieron el escasísimo margen que tenían.
Para cuando declararon emergencia ya era demasiado tarde y nunca llegaron al aeropuerto de destino, estrellándose a 18 kilómetros de este con el resultado ya conocido.
Recuperación de cadáveres tras el accidente – Policía Nacional de los colombianos
La investigación del accidente sigue en marcha, con el objetivo de publicar el informe definitivo en abril de 2017. Según Aerocivil «se orientará en aspectos como organización, vigilancia y supervisión operacional, planificación del combustible, toma de decisiones y supervivencia.»