Airbus acaba de hacer el primer vuelo del Airbus A321LR, que con ese nombre tan poco sugerente esconde un avión de fuselaje estrecho (de un sólo pasillo) capaz de volar hasta 7.400 kilómetros con 206 pasajeros a bordo en una configuración de dos clases.
Para esto el A321LR, también conocido como A321neo LR, incluye ciertas modificaciones en el fuselaje conocidas como Air Cabin Flex, lo que según el fabricante permite meter más asientos a bordo pero con mayor comodidad para los pasajeros, aunque esto tengo que verlo para creerlo. También incluye hasta tres depósitos extra de combustible. Su peso máximo al despegue sube respecto a versiones anteriores del A321, llegando a las 97 toneladas, aunque el 321LR pesa 200 kilos menos que el 321neo normal.
Su autonomía le permite enlazar sin escalas París con Nueva York, Singapur y Sydney, o Lisboa y Recife, por citar algunos ejemplos y, de nuevo según Airbus, con un consumo de combustible hasta un 20 por ciento menor que modelos anteriores.
Viene a ocupar un nicho de mercado en el que hace años reinaba el Boeing 757, del que Boeing llegó a vender 1.050 unidades, pero que lleva años desatendido desde que cesara su producción en 2004. Y aunque Airbus no ha dado datos de la distribución de pedidos por variantes, pero el A321neo acumula ya algo más de 1.900 unidades pedidas, lo que no está nada mal.
Al 321LR le queda por delante un programa de pruebas de vuelo de unas 100 horas, incluyendo vuelos trasatlánticos. Una vez terminado debería obtener el certificado de tipo para entrar en servicio comercial sin mayores problemas, lo que está previsto para el último trimestre de 2018.