Una de las principales características del Boeing 777X es la enorme envergadura de sus alas, de casi 72 metros. Esto le permite ser más eficiente desde un punto de vista aerodinámico y consumir menos combustible, lo que siempre es de agradecer por aquello de cuidar un poco de nuestro planeta.
Pero esa enorme envergadura haría que no pudiera operar en muchos aeropuertos –si es que puede hacerlo en alguno– ya que están pensados para aviones más pequeños. Y por eso los extremos de sus alas son plegables. Al estilo de las de un avión embarcado, pero sólo la puntita.
En este vídeo –por ahora sólo son imágenes generadas por ordenador– se ve qué pinta van a tener esas alas y también nos explican que Boeing se ha tomado muy en serio el diseño del mecanismo de plegado para que las alas permanezcan extendidas en vuelo y sólo se plieguen cuando reciban la orden de hacerlo, lo que también es de agradecer… aunque la NASA está probando alas plegables en vuelo y la cosa parece tener sentido.
Lanzado en 2013 el 777X es una versión modernizada del 777 que aprovecha desarrollos hechos para el 787 como por ejemplo su ala de materiales compuestos, que ha sido utilizada como base para el diseño de la del 777X. Boeing dice que el 777X gastará un 20 por ciento menos de combustible que los 777 actuales y que sus costes de operación serán menores en un 15 % que los de estos y un 10 por ciento inferiores a los de los aviones comparables de la competencia.
El primer 777X comenzó a ser ensamblado en octubre de 2017 y el objetivo de Boeing es que el modelo entre en servicio en 2020.