Por @Wicho — 1 de abril de 2009

Aparte de soportar todo el peso de un transbordador espacial y su depósito principal de combustible mientras están en la plataforma de lanzamiento, los Solid Rocket Boosters juegan un papel fundamental a la hora de poner en órbita estas naves, pues cada uno de ellos proporciona 1,8 veces el empuje de un motor cohete F-1 de los que usaban los Saturno V de las misiones Apolo.

Atlantis en la plataforma - NASA
Atlantis en la plataforma de lanzamiento con uno de los SRB en primer plano - NASA
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Esta potencia, de todos modos, hace que apenas pasados dos minutos después del despegue y a una altura de unos 45 kilómetros ambos propulsores hayan consumido ya casi por completo sus 499.000 kilogramos de combustible (técnicamente propergol sólido), momento en el que se activa su mecanismo de separación.

La potencia residual que les queda y su impulso hace que aún sigan subiendo durante unos 75 segundos más hasta alcanzar una altura máxima de 67 kilómetros, momento en el que empiezan a caer hacia el mar.

En este vídeo se ve la secuencia completa desde el lanzamiento hasta la caída al mar del propulsor derecho de la misión STS-124:

Ver vídeo
STS-124 camera on the right SRB [YouTube 2:35]

A diferencia del depósito principal de combustible, sin embargo, los propulsores no resultan destruidos en la caída, sino que son reutilizables, por lo que cuando están a una altura de unos 5 kilómetros un sensor de presión atmosférica activa el mecanismo de recuperación.

El primer paso de este hace que se separe el cono delantero, que a su vez arrastra consigo el paracaídas guía, que es el encargado de desplegar los tres paracaídas principales de 16 metros de diámetro cada uno. Estos paracaídas frenan y estabilizan la caída, haciendo que los propulsores caigan de pie en el agua y que de este modo queden a flote al quedar aire atrapado en su interior, con unos 10 metros de su parte delantera sobresaliendo del agua.

Desde antes del lanzamiento, y a una distancia de unos 20 kilómetros del punto de caída calculado, que a su vez está a unos 250 kilómetros de la plataforma de lanzamiento, los están esperando sus dos barcos de recuperación, el Freedom Star y el Liberty Star, cada uno de los cuales se encarga de recuperar un propulsor, que se dirigen inmediatamente hacia ellos una vez que se confirma que están en el agua.

Freedom Star - NASA
Freedom Star - NASA

Una vez que llegan a donde están se procede a una primera inspección visual y, si no hay ningún problema se engancha cada uno de los tres paracaídas principales, que se desprenden del propulsor después de caer al agua, a uno de los carretes que hay en cubierta, mientras que el paracaídas guía se recoge en el cuarto carrete hasta que el cono frontal está a unos 15 ó 20 metros del barco, momento en el que es izado a bordo con una grúa.

En ese momento el equipo de buzos se pone manos a la obra con la recuperación del propulsor en sí, para lo que se bajan al agua un par de botes hinchables para instalar un dispositivo llamado Diver-Operated Plug en la parte inferior de este.

Un DOP durante unas pruebas para el desarrollo de un sistema automático de instalación - NASA
Un DOP durante unas pruebas para el desarrollo de un sistema automático de instalación - NASA
Comprobación del DOP - NASA
Un buzo comprueba la correcta instalación del DOP - NASA

El DOP es una especie de tapón que una vez instalado permite introducir aire en el propulsor, aire que va desplazando el agua atrapada en su interior, con lo que este empieza a subir hasta que termina por tumbarse de costado en el agua.

Un SRB a punto de ser enganchado - NASA
Momentos finales de la maniobra de recuperación - NASA

Una vez que ya no queda agua en el interior del propulsor se ata este al cabo de arrastre del barco, se amarra a su costado, se recogen las lanchas hinchables, y todo el mundo vuelve a Cabo Cañaveral, donde los propulsores son sometidos a un primer lavado para luego ser enviados de nuevo a United Space Alliance para su preparación para una próxima misión.

El Freedom Star volviendo a base - NASA
El Freedom Star volviendo a base con uno de los propulsores de la misión STS-114 - NASA

Como nota curiosa, cabe señalar que cuando se procede a cargar los propulsores el combustible con el que se cargan los dos que irán emparejados en una misión procede siempre del mismo lote para reducir al mínimo cualquier posible disparidad en el empuje que proporcionan.

El número máximo de misiones que vuela cada propulsor no es fijo y depende de su estado después de cada lanzamiento si se toma la decisión de reutilizarlo o no.

(Vía Damaris B. Sarria; fotos NASA.)

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