Las unidades de memoria de las cajas negras; a la izquierda la del CVR, a la derecha la del FDR
Pocas horas después de localizar y recuperar la unidad de memoria del CVR, el grabador de audio de la cabina, también ha sido localizada y recuperada la unidad de memoria del FDR, el grabador de datos de vuelo del EgyptAir MS804, desaparecido en medio del Mediterráneo el 19 de mayo de 2016.
Las dos han sido localizadas y recuperadas por el John Lethbridge, el barco especializado en operaciones de rescate contratado por las autoridades egipcias para la operación de búsqueda de los restos del MS804.
Con esto las autoridades tienen en su poder la parte fundamental de las dos cajas negras del avión.
Si las unidades están buen estado se intentará acceder a sus datos en los laboratorios del Departamento Central de Investigaciones Aéreas egipcio; si es necesario una reparación menor también serán ellos los que se encarguen de estay de la posterior lectura de los datos. Sólo en caso de que las unidades de memoria estén muy dañadas habría que enviarlas al fabricante para intentar su reparación.
De todas formas, si tenemos en cuenta que las unidades de memoria del vuelo AF447, estrellado en medio del Atlántico el 1 de junio de 2009, funcionaron a la perfección tras pasar cerca de dos años bajo el agua, mucho más tiempo de aquel para el que habían sido certificadas, es de suponer que con las del MS804 no haya ningún problema.
Acceder a los parámetros de funcionamiento del avión antes del accidente y a las conversaciones de los pilotos permitirá avanzar de una vez en el esclarecimiento de las causas del accidente, aunque aún pueden pasar varias semanas antes de que haya un informe preliminar al respecto.
Y, en cualquier caso, el análisis de los datos de las cajas negras es sólo parte de una investigación mucho más exhaustiva que incluirá el estado físico y mental de los pilotos y resto de la tripulación, el historial del avión, y muchos otros factores.
Un accidente aéreo normalmente se produce por una cadena de errores, no por una causa única, y aunque nadie puede hacer nada ya por las víctimas –sólo ofrecer una explicación a sus seres queridos– lo que se aprenda de este accidente, igual que de todos los demás, debería servir para hacer aún más seguro volar en avión.