Por @Wicho — 31 de marzo de 2023

A principios de 1923 se producía el primer vuelo del autogiro Cierva C.4. Fue el primero de los autogiros diseñados por Juan de la Cierva que consiguió volar con éxito. Cien años después vuelve a hacerlo en forma de réplica gracias al trabajo entusiasta de un grupo de aficionados del Club de Ultraligeros de Getafe. Los fondos para su construcción proceden del propio club y algunas aportaciones a través de micro-mecenazgo.

La premisa ha sido hacer una réplica lo más parecida posible al original pero utilizando materiales modernos. Pero un primer problema para construir la réplica ha sido que no hay planos del C.4, así que han tenido que basarse en fotos de la época y documentación original de Juan de la Cierva.

Por motivos de seguridad el motor y la hélice son actuales. Por el mismo motivo el tren de aterrizaje, aunque reproduce la forma del original, lleva amortiguadores y frenos actuales. Lo mismo sucede con los instrumentos y la radio de la cabina, aunque se les ha intentado dar un aspecto de hace un siglo.


La cabina de la réplica – José Manuel Gil

Aunque la diferencia principal está en el rotor. No es el de cuatro palas del C.4 original sino uno de dos palas basado en la patente de Juan de la Cierva nº 100595 de diciembre de 1926. Es un rotor que incorpora articulaciones de arrastre y batimiento, lo que lo hace más resistente, seguro y duradero. Los materiales en los que está construido también son modernos. Pero está montado como un rotor fijo y se ha mantenido el sistema de mando aerodinámico original –alerones y empenaje- de los primeros autogiros.


El original frente a la réplica. – José Manuel Gil

El uso de materiales modernos ha aumentado los márgenes de seguridad y ha permitido que la réplica sólo pese 272 kg, algo menos de la mitad que el original.

En total han sido unas 1.000 horas de trabajo que han permitido que el pasado día 29 la réplica del C.4 volara por primera vez en el aeródromo de Ocaña. En el vídeo de arriba se pueden ver las pruebas de carreteo sin rotor; un par de saltos de prueba, y su primer vuelo.

Queda ahora seguir con las pruebas de vuelo, las modificaciones que puedan ser necesarias, y la creación del manual de vuelo y de mantenimiento, así como de los procedimientos operacionales relacionados. La idea es que si vuela lo suficientemente bien pueda ser exhibido en vuelo; mientras no vuele será mostrado en exhibiciones estáticas.

(Gracias por la info y las fotos, José Manuel).

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