pregunta de Ramón Hernández (La Orotava, Tenerife, España)
La presurización de una aeronave se realiza desviando parte del aire que entra en el motor. Este aire se comprime y se calienta antes de hacerlo entrar en la cabina de pasajeros y demás zonas presurizadas de la aeronave. Al comprimirlo se logra que la relación de oxígeno por unidad de volumen aumente hasta niveles similares a los existentes en capas más bajas de la atmósfera, haciendo posible que este aire sea respirable.
Sin embargo, el fuselaje de toda aeronave presurizada está diseñado para soportar una determinada diferencia de presión entre el exterior y el interior. Si la diferencia es excesiva, el fuselaje explotará como un globo.
Para controlar esta diferencia, la mayoría de las aeronaves presurizadas cuentan con un sistema automático que la mide, y en caso de que la presión interior aumente, deja salir parte del aire para aliviar esa subida. De igual forma, cuando el avión sube o baja, este sistema controla que la diferencia de presión se mantenga dentro de unos límites aceptables. No obstante, la tripulación dispone de un mando que permite variar la presión interior y ajustarla a determinadas alturas. Si la aeronave sube o baja algo más rápido de lo normal, puede ocurrir que el sistema automático no responda lo suficientemente rápido, y si la tripulación está ocupada con otras cuestiones del vuelo, y no controla manualmente el cambio de la presurización, esto puede dejarse sentir en los oídos de los ocupantes con taponamiento y dolores principalmente.