pregunta de Francisco José Mira
Las pistas deben su «nombre» a su orientación magnética, redondeada a la decena más próxima. Los polos geográficos son fijos, pero los polos magnéticos varían su ubicación geográfica. El polo norte magnético, por ejemplo, se ha desplazado unos 1.100 km desde el norte de Canadá hacia el océano polar Ártico, y hoy se encuentra a unos 1.600 km del polo norte geográfico, y en 2050 se estima pueda estar «cerca» de las costas rusas.
El movimiento del polo magnético no es regular. A temporadas en las que apenas se mueve (del orden de 10 kilómetros anuales), suceden otras en las que en un año se mueve casi cuatro veces esa distancia. Este movimiento se debe a diversos factores, el más importante, la radiación que el Sol emite en cada momento y que afecta a los campos magnéticos naturales de la Tierra y la mayoría de los planetas del sistema solar. En un día medio, no obstante, un polo magnético puede llegar a desplazarse en cualquier dirección, cubriendo un óvalo de hasta 85 km en su eje más largo.
Así pues, dependiendo de la posición relativa de una pista con respecto al polo norte magnético en un momento dado tomado como referencia, puede ocurrir que su rumbo varíe con mayor o menor velocidad. Esto se puede ver con la denominada declinación. En las cartas de los aeropuertos, se indica cual es la diferencia en rumbo entre el polo norte magnético y el geográfico y cual es la variación estimada anual. Sumando o restando (dependiendo de hacia que lado sea el movimiento), podremos saber la diferencia real entre ambos polos norte.
Así, con el movimiento del Polo Norte magnético, puede ocurrir que la orientación de la pista cambie lo suficiente como para hacer necesario el cambio de numeración con el paso del tiempo. En algunas ocasiones, teniendo en cuenta las variaciones locales, puede ocurrir que una nueva pista reciba una denominación que responda más al futuro cercano que al momento real.