Por Avión Revue — 2 de mayo de 2009

pregunta de Alexis Guegnolle

Lo que puede parecer un simple cambio en un avión, puede suponer miles de horas de diseñoEn los años ochenta y noventa se planteó la remotorización del B-727 con dos motores pero finalmente fue un programa que se abandonó por su alto costo y la falta de un interés real de las aerolíneas.

Cambiar el tipo de motor en un avión es una tarea relativamente sencilla, pero cambiar el número de ellos incluye una importante tarea de ingeniería de diseño de estructuras. Ello es así puesto que la estructura de la aeronave se diseña para aguantar una serie de fuerzas sin romperse. Entre estas fuerzas están la que generan los motores. Añadir un motor o instalar otros de una potencia muy diferente, como podría ser por ejemplo para compensar el paso de tres a dos motores, supondría tener que añadir refuerzos estructurales para evitar que al aplicar la potencia de despegue, el motor se separe del avión.

Prácticamente todos los fabricantes de aeronaves han propuesto en un momento u otro una versión con un número diferente de motores de alguno de sus productos, pero el resultado final, si se lanza, suele ser muy diferente de los primeros esbozos por lo que hemos comentado: las diferencias estructurales necesarias, por no hablar de modificaciones aerodinámicas para poder mantener el centro de gravedad de la aeronave dentro de unos límites que permitan obtener la certificación de aeronavegavilidad. Lo mismo ocurre con el cambio de tipo de motor de hélice a reactor o viceversa. Por ahora tan sólo Dornier, con su Do328 ha logrado producir en serie un avión que con unos cambios mínimos de diseño se equipe con turbohélices o con turborreactores, Esto sin embargo no quiere decir que en un momento dado puedan desmontarse unos y montarse los otros. Tan solo el MD-88 se diseñó con la idea de que el futuro haber cambiado sus reactores JT8D-217 por motores propfan.

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