Por @Alvy — 1 de septiembre de 2017

Los Skytypers son una empresa que se dedica a escribir todo tipo de mensajes en el cielo. Lo hacen con un «humo especial» que sale de sus avionetas. Para ello emplean cinco avionetas.

Es un trabajo que requiere de cierta pericia para mantener la formación de cinco pequeñas avionetas AA-5B Tiger a unos 10.000 pies de altura; las letras son descomunalmente grandes. De hecho cada una de ellas tiene unas 400 metros de altura y se leen perfectamente desde tierra en un día despejado.

Dicen en el vídeo de Great Big Story que los mensajes tienen unos 20 caracteres normalmente, a veces 25 –ríete tú de la brevedad de Twitter– y se dibuja con una tipografía de 5 × 5 píxeles o, en este caso, nubes de humo. El sistema es manual; los pilotos tienen preparados los momentos en los que tienen que apretar el botoncito y hacer ¡pluf! o no hacer nada; si todo va bien el mensaje se dibuja en unos pocos minutos, lo que tardan en recorrer unos 8 kilómetros en el aire.

Mensajes sobre el cielo de Manhattan, NY (CC) Alvy
Un mensaje sobre el cielo de Manhattan (2007); era una protesta dirigida a las Naciones Unidas
(En este mensaje se utiliza una matriz de 5 × 4 nubes para cada letra) / Foto (CC) Alvy

Tuve la suerte de ver cómo se escribía uno de estos mensajes en pleno cielo de Manhattan allá por 2007 (desde la terraza de las oficinas de Google, para más señas). La ocasión tenía algo que ver con una propuesta que había esos días en las Naciones Unidas y no sé seguro si fueron los Skytypers u otra empresa, pero el efecto es el mismo que en el vídeo. (Y no tengo ni idea de cómo permitían volar avionetas en ese espacio aéreo tan restringido en aquel año, pero ahí estaban.)

Las palabras de los Skytypers se las lleva el aire – literalmente. Dependiendo de la velocidad de los vientos estos «mensajes publicitarios más grandes del mundo» –como los llaman– se mantienen legibles entre unos pocos minutos y algunas horas. Luego se desvanecen, lo cual es también en cierto un poco modo poético. Me ha parecido muy curioso descubrir desde detrás de las bambalinas el «cómo se hizo».

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