A pesar de mi aerotrastorno confeso reconozco que no conocía la historia de Sophie Blanchard, habitualmente conocida como Madame Blanchard por el apellido de su esposo, Jean Pierre Blanchard.
Jean Pierre Blanchard fue uno de los pioneros del vuelo en globo, llegando a realizar los primeros vuelos en globo en Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Países Bajos y Polonia; también fue uno de los primeros en usar un paracaídas cuando en 1793 el globo en el que estaba volando se rompió y se vio obligado a saltar para salvar la vida.
Sophie Blanchard, por su parte, hizo su primer vuelo en 1804 con Jean Pierre, con la idea de que una mujer atraería aún más atención a sus demostraciones de vuelo, lo que necesitaban imperiosamente debido a la lamentable situación económica por la que pasaban. No sería hasta el 18 de agosto de 1805 cuando volara en solitario, en la que fue su tercera ascensión en globo.
Después de la muerte de Jean Pierre en 1809 –a consecuencia de las heridas sufridas tras caer de n globo después de sufrir un ataque al corazón– ella siguió haciendo demostraciones de vuelo, especialmente nocturnas, acumulando un total de 67 vuelos hasta que el 6 de julio de 1819 su globo lleno de hidrógeno se incendió y ella cayó al suelo con él, muriendo en el accidente.
Sophie Blanchard, de todas formas, no fue la primera mujer en volar en globo, honor que por lo visto corresponde a la condesa de Podenas y a la señorita Lagarde, que el 20 de mayo de 1784 volaron en un globo cautivo.
Pero sí fue la primera mujer en hacer de la aeronáutica su profesión. Y lamentablemente también fue la primera mujer en fallecer en un accidente aeronáutico.
Doscientos años después –aunque es un fenómeno de las últimas décadas– hay cada vez más mujeres dedicadas al mundo de la aviación, algo que afortunadamente se va normalizando cada vez más, aunque aún quede mucho por hacer.
(La ilustración que me hizo descubrir a esta mujer la encontré vía Bruce Sterling).