Gabriel Schama comenzó a probar diseños en su trabajo artístico con capas de diversos materiales, entre ellos papel y madera. El trabajo podía requerir semanas hasta que al final se materializaba como una obra acabada.
Con el tiempo probó una «cortadora láser» con la que vio que podía trabajar de manera más creativa e incluso rápida, creando diseños cada vez más complejos e interesantes.
Puso manos a las obra, preparó algunos diseños y en marzo de 2014 ya había vendido 400 de sus «mandalas» en madera a través de KickStarter. Con los beneficios pudo comprarse la cortadora láser y montar un estudio propio totalmente profesional, en el que sigue vendiendo estas intrincadas preciosidades a día de hoy.
(Vía Colossal.)