Por @Alvy — 27 de junio de 2019

En este minireportaje de la serie Obsessed de Wired se narra con gran detalle el trabajo de Daniel Rozin, un artista que crea lo que llama espejos mecánicos interactivos, entre otras muchas obras. Se trata de construcciones que parecen espejos pero están fabricadas con cientos o miles de piezas o «píxeles» de todo tipo, que reproducen los movimientos que las personas que pasan por delante. Reflejándose, pero no exactamente.

Es curioso cómo después de estar un rato frente a alguna de una de mis obras las personas descubren que las protagonistas son ellas mismas.

– Daniel Rozin

La idea es reflejar lo que hay delante pero no usando la luz, sino otras técnicas. Además de los aspectos artísticos del asunto, que son muchos, también se habla de todas las complicaciones técnicas. En principio Rozin utilizaba cámaras de vídeo, pero con el tiempo pasó a usar también detectores de movimiento.

Como «píxeles» ha empleado placas metálicas, plásticos, telas y materiales de lo más variado, que simplemente se mueven, reflejan la luz o producen otros efectos. Originalmente utilizaba pequeños motores de radiocontrol pero eran poco fiables y nada duraderos; con el tiempo pasó a usar motores paso-a-paso. Tener que preparar cientos de ellos para cada obra no es trabajo trivial, pero seguro que es muy relajante. Y bonito.

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