Por @Alvy — 2 de noviembre de 2016

Este vídeo es una auténtica lección maestra de creación de imágenes fotorrealistas, desarrollada por Andrew Price, que vuelca en él más de diez años de experiencia. Al principio me pareció que podría ser un ladrillo impresionante (dura casi una hora), pero la verdad es que el vídeo está muy bien estructurado, narrado y con suficientes ejemplos como para entretener a la vez que enseña. Y teniendo en cuenta que toda esa sapiencia «está a un clic» como quien dice, no se puede pedir más.

El fotorrealismo explicado

El objetivo del fotorrealismo es conseguir imágenes generadas por ordenador que sean tan parecidas a las imágenes fotográficas convencionales como sea posible. El vídeo se centra en la fotografía, aunque hay unas cuantas menciones al uso del fotorrealismo en el cine (lo que conozcamos vulgarmente como efectos especiales) y también en los videojuegos y el cine de animación (con Disney y Pixar como grandes referentes).

Cuando se tiene en cuenta que el 75% de las fotos de un catálogo de Ikea son en realidad imágenes de ordenador – por no hablar de la infinidad de tomas que se ven en las películas– es cuando se aprecia su poderío.

En general la charla de Price parte de la idea de que hoy en día los ordenadores tienen capacidad suficiente como para crear modelos, ilumización, texturas y efectos fotográficos de altísima calidad y que lo importante son algunas de las ideas básicas y sobre todo los detalles: algunos que hay que añadir y otros que hay que quitar.

El fotorrealismo explicado

La explicación se desarrolla alrededor de lo que denomina los cuatro fundamentos del fotorrealismo, a saber: el modelado, la iluminación, las texturas y materiales y el procesado final (post-producción). Los más importantes son con diferencia las texturas y los materiales, aunque dependiendo del tipo de imagen los pesos intrínsecos de cada factor varían.

  • En el modelado hay trucos como mantener todo los objetos a escala real, redondear siempre los bordes –las esquinas de 90 grados no existen– y conocer bien la anatomía humana (cuando se trata de personajes).
  • En cuanto a iluminación basta por lo general utilizar la luz según el principio de la temperatura de color, así como la dirección adecuada en el escenario para que esto genere los reflejos adecuados (ni pocos ni demasiados).
  • Los materiales son tan importantes que no es suficiente contar con amplio catálogo de texturas, además hay que asegurarse de que se comporten de forma real, incluyendo sus irregularidades e imperfecciones. En cuanto al procesado final hay efectos como los destellos, desenfoques, correcciones como la profundidad de campo y diversos tipos de distorsiones. Todo esto lejos de «empeorar» la imagen (que es lo que objetivamente hacen) supone mejorarla, pues esos «defectos» propios de las cámaras fotográficas es mejor imitarlos para que veamos el resultado como estamos acostumbrados.

Lo que se aprende con este mini-cursillo introductorio rápido es que cada uno de estos factores quizá aporte tan solo un pequeñísimo porcentaje de realismo a una imagen, pero sumando, sumando se obtiene algo casi indistinguible de la realidad. Baste un detalle: en una de las demostraciones Price explica cómo crearon un modelo de teléfono móvil con su aspecto, textura, reflejos, etcétera… para luego añadirle una casi imperceptible capa de grasilla de dedos, huellas dactilares y polvo que lo ensuciaban para parecer más real. Ahí se ganó mi admiración.

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