Por @Alvy — 9 de febrero de 2017

Ibarra real

Un comentario en mi artículo sobre las nuevas tipografías para los dispositivos del futuro hablaba acerca de la tipografía Ibarra Real, a la que han denominado cariñosamente «cumbre de la tipografía española» y me hizo rebuscar algo más acerca de esta familia tipográfica del siglo XVIII.

Ya hablamos algo de ella cuando se convirtió en la única tipografía española incluida en Office 2007, hace ya una década. Curiosamente su nombre se debe a que la seleccionó el impresor Joaquín Ibarra para su edición de El Quijote de 1780, aunque su diseñador (y grabador) fue Jerónimo Antonio Gil.

El proceso de su recuperación digital de aquellos originales a la época moderna fue laborioso. Y aunque hay dos versiones de nombre similar (Ibarra e Ibarra Real) son familias distintas en aspecto y características.

Ibarra real opentype

La historia de la versión digital de Ibarra Real es además todo un viacrucis de licencias de uso: existen varias versiones (de Neo2 Magazine, Microsoft y UnosTiposDuros). La versión de UnosTiposDuros [incluye fichero .zip en OpenType para descarga] puede usarse de forma libre y gratuita; la de Microsoft implica también a Linotype y aunque fue creada con fondos públicos del Estado tiene un copyright tradicional, a pesar de los diferentes conflictos y de las declaraciones al respecto del director del proyecto de recuperación.

(…) La marca Ibarra Real ha sido registrada en todo el mundo a nombre de la Academia y el software también será registrado como unido a la marca, su distribución es universal y gratuita, pero no puede haber otras fuentes bajo ese nombre ni se puede cambiar el código de la fuente cuya propiedad intelectual es de su autor.

En cualquier caso hasta Microsoft aclara en su centro de descargas que «La IbarraReal es una fuente de dominio público», así que nada de lo que preocuparse. Otro detalle curioso es que hay revisiones numeradas de la tipografía, llamadas 1.0 y 1.5 con sutiles diferencias, que se aplicaron como mejoras tras los comentarios de los expertos a la primera versión que se publicó.

Desde luego por su estilo –característico del siglo XVIII– no parece la más apropiada para usar en los nuevos dispositivos digitales o en señalética, pero hay que reconocer que es preciosa y que hará bien su trabajo en muchos otros proyectos y diseños.

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