Según cuentan en Fast Co., Microsoft Is Teaching Your Plants To Talk Back, el proyecto Florence podría tener implicaciones increíbles para el futuro de la agricultura. Helene Steiner «artista residente» en el programa de investigación Studio 99 de Microsoft, trabaja para que personas y plantas puedan comunicarse y «hablar» de forma natural entre sí. Para el proyecto la doctora Steiner dispone de una planta provista de sensores conectados a un ordenador desde el cual se le envían «mensajes» a la planta en forma de luz.
El ordenador analiza el mensaje que se va a enviar a la planta para buscar sentimientos en él. ¿Es un mensaje positivo o es negativo? El sentimiento detectado se convierte en un código de luces que parpadean, parecido al código morse. Por ejemplo, un sentimiento amable se convierte en una sucesión de luces rojas, porque la luz roja favorece el crecimiento de la planta. Los sensores situados en las hojas y en la raíces y en el suelo y en el aire obtienen una medición general acerca de cómo se siente las planta. ¿Emiten las hojas algún tipo de sustancia química defensiva? ¿Está el suelo seco? A través de las lecturas de los sensores la planta devuelve una respuesta positiva o negativa. La reacción de planta se traduce en palabras gracias a Twitter: el software busca en esa red social mensajes que contengan un sentimiento similar al de planta y los usa para completar la respuesta.
Se sabe, por ejemplo, que la planta puede modificar su química para que las hojas segreguen sustancias químicas defensivas cuando la planta oye que está siendo devorada.
La idea suena un poco de aquella manera y puede suponer un revés para los veganos. Pero algunos investigadores sí consideran que el método de Steiner de medir las reacciones químicas a los estímulos enviados a la planta puede ser una aproximación válida, al menos para convertir datos complejos en un lenguaje que cualquier persona pueda comprender.
La respuesta de la planta se recibe de vuelta en una pequeña impresora localizada en la base de la maceta.
Aunque Steiner comenzó a desarrollar su idea más como un proyecto artístico que científico, el método utilizado ha despertado interés en Microsoft que ve aplicaciones para el desarrollo del Internet de las cosas, la interconexión de objetos cotidianos. La compañía está ampliando este tipo de investigaciones que, según Steiner, abre también «numerosas posibilidades para mejorar la agricultura y para incorporar la naturaleza a la tecnología.»