Hace un par de días tuve la oportunidad de estar un rato -un buen rato- viendo cómo funcionaba una instalación de Morpho Towers. Es una especie de «escultura» diseñada por Sachiko Kodama con la colaboración de Yasushi Miyajima en la que dos espirales que llevan un electroimán en su interior giran y modulan su intensidad al ritmo de la música o el sonido ambiente, cambiando continuamente los patrones que forma el ferrofluido que se adhiere a su exterior a causa del campo magnético, como se puede ver en el vídeo.
Los ferrofluidos son, simplificando un poco, líquidos en los que hay partículas magnéticas que cuando se someten a la acción de un campo magnético toman formas peculiares, un poco como sucede en el típico experimento que muchos hemos hecho de pequeños con una hoja de papel, limaduras de hierro, y un imán que permite ver las líneas de fuerza del campo magnético de este.
Realmente curioso. Es, salvando las diferencias, un poco como estar viendo el conjunto de Mandelbrot en vivo y en directo.