Por @Alvy — 26 de abril de 2022

Best Font for Online Reading: No Single Answer

La gente de Norman Group, que se dedican a estudiar todo los aspectos de la experiencia de usuario (UX), interfaces y esos detalles que suelen marcar la diferencia entre lo bien hecho y lo mal hecho pero de los que no solemos darnos cuenta, dedicó una buena cantidad de tiempo a estudiar cuál era el tipo de letra más legible entre una amplia lista de buenas tipografías candidatas, las 16 de la imagen. La conclusión fue, en sus propias palabras, «decepcionante» porque descubrieron que es imposible elegir la misma para todo el mundo dado que cada persona tiene su tipo de letra favorito y es con el que lee más rápido.

En la imagen se indican las palabras por minuto (wpm) promedio de las más de 350 personas que participaron en el estudio, que consistía básicamente en leer textos de diversas longitudes y navegar por páginas web construidas con esos tipos de letra. Se usaron tanto tipografías tradicionales (Times, Helvetica, Garamond) como otras diseñadas precisamente para ser muy legibles en las pantallas (Noto Sans, Montserrat). Si embargo, se encontraron con que la gente lee un 35% más rápido de promedio en su fuente favorita (ej. la Garamond de toda la vida) que en la más lenta (que suele ser la menos favorita, Open Sans).

Entre los factores estudiados se incluyen:

  • Edad (un 11% más lento por cada 20 años extra)
  • Preferencias subjetivas
  • Diferencias entre leer y «usar» una interfaz

Y aunque entre las tipografías seleccionadas destacan la Garamond o la Franklin Gothic como buenas, no lo son para todo el mundo; las personas mayores prefieren Montserrat o Poynter Gothic a otras. (Nota: las personas «mayores» en este estudio se definen como «las de más de 35 años»).

Ante tanta desesperanza, las conclusiones son varias: una, que realmente hay diferencia de velocidad a la hora de leer con unos tipos de letra u otros, pero dado que cada persona tiene sus preferencias, no es fácil elegir una que sirva para todo el mundo. Otra es que los consejos típicos siguen siendo válidos: evitar los textos demasiado pequeños, con poco contraste y con demasiadas palabras. Finalmente, se apunta a una posible solución: permitir la personalización en las apps y los sitios web, algo que algunas aplicaciones ya hacen, pero no todas.

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