La materia prima para crear estos ordenadores de cartón es el papel corrugado: cartón, cartulinas, gomas elásticas y cuerdas se ensamblan de cientos de maneras para producir relojes, puertas lógicas y conexiones de todo tipo, algo que sin duda asombraría al mismísimo da Vinci.
La idea fue de Niklas Roy, un profesor de la Escuela de Arte y Diseño Offenbach; los trabajos proceden de sus alumnos. Además de componentes básicos como las puertas NAND (habituales en los microchips) también han construido videojuegos como una carrera de coches o una especie de Angry Birds.
Esta tecnología que está muy cerca de lo que sería habitual en la casa de los Picapiedra permite fabricar con cartón y cuerdas incluso una red de comunicaciones, un grabador/lector de tarjetas perforadas o incluso un plotter programable con el que dibujar y escribir letras.
Y es que, como ya aprendimos del joven Caine, teniendo cartones a mano, ¡cualquier invento es posible!