Por Nacho Palou — 17 de noviembre de 2017

Un layer-lapse es esencialmente igual que un time-lapse, sólo que en cada escena se determina qué partes de la imagen (por ejemplo, un edificio o grupo de edificios) muestran la imagen tal cual se captó a una hora del día o de otra dentro de la misma imagen. Lo que significa que cada fotograma del time-lapse (cada fotografía que forma la secuencia) está formada a su vez por entre 100 y 300 fotografías colocadas en capas que revelan u ocultan unas y otras partes de la imagen.

De modo que en un mismo fotograma puede haber partes de la imagen u objetos que correspondan a una hora del día y otras a una hora de la noche, o a innumerables momentos intermedios entre el día y la noche.

Según explica Julian Tryba parte de este proceso está automatizado o de otro modo sería difícil de abarcar; el layer-lapse anterior de Julian (Boston Layer-Lapse) estaba hecho a mano, pero “sólo” implicaba el uso de 30 fotografías por fotograma. De hecho, esta automatización le permite a Julian sincronizar el movimiento de las imágenes con la música.

El resultado, admite, es por tanto “una mezcla entre la animación matemática y manual; mi objetivo es el de crear una película layer-lapse en la cual todas las animaciones correspondan a una pautas y al análisis de la música asociada.”

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