La Powerball estadounidense ha ido acumulando bote tras bote en los últimos meses, hasta el punto de que se están sorteando 1400 millones de dólares para quien tenga la suerte de acertar la combinación ganadora. (Eso son unos 1300 millones de euros.) Interesante.
Pero en este juego hacerse millonario no es fácil: hay que acertar 5 números entre 69 y además 1 entre 26, la «Powerball roja», para llevarse el bote. Un simple cálculo indica que esa probabilidad es de 1 entre 292 millones aproximadamente. A grandes rasgos es –más o menos– el doble de difícil de ganar que la loto Euromillones a la que jugamos en Europa.
Además está el asunto de los pagos: quien gane el bote puede elegir entre cobrarlo de golpe o en 30 cómodas anualidades. Si lo quiere todo junto el premio se ve reducido según las reglas un 30 por ciento –así que en vez de 1400 millones serían «solo» 980. Y a esto hay que añadirle el pellizco de hacienda, que varía según las leyes del lugar en el que se compre el ticket, pero que puede llegar hasta al 50 por ciento… ¡Adiós a la mitad del premio, habitantes de Nueva York! Combinando el peor caso («ansiaviva por cobrar ya» + restar «la mitad en impuestos») el premio se queda en bastante menos de lo anunciado: de 1400 a unos meros 490 millones de dólares.
Eso sí: si se sigue acumulando un poco más de bote se llegará a la extraña y curiosa situación en la que hipotéticamente podría merecer la pena «comprar el bote» pagando 584 millones por jugar todas las posibles apuestas distintas –algo que ya se hizo una vez en Australia – pues cada apuesta cuesta 2 dólares y hay 292 millones distintas. Los cálculos no son tan fáciles y aunque 1400 millones de dólares podrían parecer suficientes se ha calculado que a partir de 2300 millones de dólares –figura que podría alcanzarse– el asunto comienza a ser rentable.
(En España esta situación se dió en diversas ocasiones en el pasado, con el plus de que era la época en que los premios no pagaban impuestos, y que se cobran «de golpe» sin recortes. Actualmente los premios están limitados a unos 190 millones de euros: si nadie acierta se reparte entre las siguientes categorías de aciertos.)
Eso sí, esta estrategia tiene varios problemas: el primero, de índole logística, es que sería físicamente imposible comprar los tickets en las tiendas y habría que idear otra fórmula, probablemente por Internet o negociando con la organización; la segunda y más terrible es que si por casualidad aparece más de un ganador el gran premio se repartiría por igual entre todos ellos. Y la sola mención de esa improbable posibilidad produce canguelo.
{Foto: Powerball FTW (CC) Tom Sanders @ Flickr}