Por @Alvy — 18 de septiembre de 2023

El extraño caso del boleto ganador de Lotería Primitiva perdido en A Coruña y reclamado por más de 300 personas, en dos documentales

Este fin de semana pude ver un par de documentales sobre el famoso caso del boleto millonario de Lotería Primitiva perdido y encontrado en A Coruña en 2012 que, aunque parezca imposible, a día de hoy todavía sigue coleando. Aquello sucedió en 2012 y se dio a conocer gracias a La Voz de Galicia, sin cuyos artículos probablemente hubiera pasado desapercibido. Con la resolución del caso –que no su final definitivo– ya había desde luego material suficiente para un documental que puede verse en RTVE Play (El misterio del boleto millonario) y, más sorprendentemente quizá, para una miniserie de tres episodios en la mismísima HBO: Se busca millonario. Fascinantes.

No haré spoilers por si a alguien le interesa el tema, no conoce la historia o quiere bucear en los detalles y ramificaciones de lo sucedido. Simplemente decir que en La Voz hay una cronología y periódicamente siguen poniendo al día sobre el tema. Lo que sigue sería un resumen rápido y libre de spoilers:

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El 26 de junio de 2012 alguien sella en un boleto de Lotería Primitiva en A Coruña que resulta premiado días después. Un lotero de otra administración distinta, cercana a la primera, dice haberlo encontrado «tirado en su despacho», por lo que lo entrega a la Delegación Provincial de Loterías tras comprobar que estaba premiado con 4,7 millones de euros. Pero comienza el lío: esto no se da a conocer hasta más de un año después, momento en el que salta la noticia a los medios y empieza la búsqueda del legítimo propietario. Esta búsqueda corresponde al Ayuntamiento, al tratarse legalmente de un objeto perdido y hallado. Si no se encuentra esa persona, el lotero quizá podría quedarse con el boleto y el premio (que dice «haber intentado cobrar para que no caducara»). Loterías del Estado lo guarda en una caja fuerte a la espera de ver qué sucede.

Comienzan a aparecer como setas los «reclamantes» del boleto, literalmente por docenas. A lo largo de varios meses hasta 317 personas aseguran que el boleto es suyo. Muchos se descartan porque los datos que aportan no concuerdan: no saben qué día se selló, qué variante de lotería primitiva era (lotería primitiva, bonoloto, manual o automática…) y otros detalles básicos. Pero quedan decenas de personas cuya historia es más verosímil. Muchos afirman que lo perdieron, pero casi todos que el lotero les engañó al ir a comprobar el premio o que les dio «el cambiazo», pagándoles una minucia y quedándose el boleto premiado. Cerca de una decena contratan abogados y presentan incluso denuncias.

Como es lógico, no todos los «aspirantes» pueden ser el legítimo propietario. Pero resulta que no hay imágenes de cámaras de seguridad de las dos administraciones de loterías porque ha pasado mucho tiempo. Y aunque algunos hablan de que escribieron en el boleto, hicieron dobleces, que los números eran fechas significativas personalmente o incluso que tienen fotos del boleto, no hay nada concluyente. Además se descubre que el lotero y el delegado provincial de Loterías son hermanos, pero sobre todo que hay ciertos detalles contradictorios en sus versiones, así que se comienza a sospechar de algo más turbio.

Finalmente interviene la Policía Nacional con la misión de encontrar a la persona propietaria y aclarar lo sucedido con el lotero, el delegado y varios cargos más de Loterías del Estado que pasan a estar «investigados». La policía dedica dos investigadores durante meses, utilizando todo tipo de métodos para verificar las historias de «reclamantes» y dar con el propietario. Aunque tras examinar todas las posibilidades acaban pudiendo solucionar el caso, la cosa no termina ahí, porque hay una especie de vuelta de tuerca. La causa contra el lotero y el delegado provincial todavía está, 11 años después, a la espera de juicio; la acusación es de «apropiación indebida».

El asunto tiene además una importante lección que se explica en el documental de RTVE: cómo muchos de los aspirantes acaban viendo trastornadas sus vidas por la larga espera en la resolución del caso. Y es que pasan una década creyendo con total convicción que su historia era cierta, cuando por lógica si hay una decena de personas pero un solo boleto ganador casi todas esas historias serán incorrectas. Es la fe ciega en el pensamiento mágico, algo propio de supersticiones, creencias y religiones, que tiene una curiosa vertiente en la ludopatía de quienes creen que pueden superar al azar porque hay una «magia oculta tras los números» o imaginan una vida mejor por haber sido «elegidos» o algo similar.

La vertiente tecnológica de la investigación

Atención a todo lo que se explica en el documental que utilizó la Policía Nacional para localizar a la persona que selló el boleto. Es bastante increíble:

  • Registros de cámaras
  • Triangulación de móviles
  • Huellas dactilares cotejadas con bases de datos
  • Registros de las máquinas de sellado y comprobación de boletos
  • Registros de apuestas para encontrar patrones de juego
  • Historiales bancarios, de tarjetas y compras
  • Historiales de registro de pasajeros en avión (Iberia, Ryanair, AENA)
  • Historial de viajes del Imserso
  • Historiales de sanciones de tráfico, multas, denuncias y demás

Si todo esto se moviliza para encontrar a una persona «agraciada» no quiero ni imaginarme cómo de a fondo han de buscar cuando se trata de delitos más graves o criminales.

Los documentales están muy bien, aunque para mi gusto el de HBO es superior (también es cierto que dobla en metraje al de RTVE). El tema está muy bien tratado, a partir de noticias originales e investigaciones policiales, con las voces de los protagonistas y excepto algunos de los implicados que declinaron, es todo un ejemplo de documental de esos de «el extraño caso de… basado en hechos reales».

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