Joe Hanson explica detalladamente en este episodio de It’s OK to be Smart qué es la suerte. O más bien, qué es lo que algunas personas consideran buena suerte o mala suerte y yendo un poco más allá por qué decimos que hay personas suertudas o auténticos gafes.
Uno de los ejemplos más conocidos de cómo creen los famosos que influye la suerte en sus vidas es el conocido como efecto de la portada de Sports Illustrated, cuyo equivalente en español sería la maldición de las natillas Danone. Básicamente viene a decir que cuando un deportista o equipo famoso aparece en la portada de la popular revista acto seguido sufre alguna desgracia en su racha de éxitos o buena suerte. Lo mismo se ha dicho en España de quienes protagonizan las natillas Danone: desde Sergi Bruguera a Alex Crivillé, Luis Figo o Ronaldinho.
El efecto es en realidad una materialización del fenómeno conocido como regresión a la media que se aplica en estadística y análisis científicos. En la práctica, normalmente quienes ocupan esa portada o protagonizan los anuncios han tenido una racha extrema de éxitos, de modo que tenderán a volver a su rendimiento normal (es decir: tener algún fracaso de vez en cuando, la media) tras haber sido fichados para la portada o el anuncio en cuestión. El efecto se analizó metódicamente en la propia revista sobre varias décadas de portadas y se comprobó que efectivamente afectaba al 37% de los deportistas.
Al respecto Hanson recomienda libros como The Luck Factor, de nuestro admirado Richard Wiseman o What the Luck? de Gary Smith. Eso permite reconocer ciertas pautas de la gente que ve todo desde el lado positivo y prefiere pensar que lo que le sucede en la vida –fruto del azar– son detalles de buena suerte («afortunadamente me salvé de ser aplastado por una roca») en vez de estar siempre quejándose de su mala suerte («una roca que cayó estuvo a punto de matarme, qué desgracia la mía»). Dice que en ocasiones esa actitud lleva a modificar el comportamiento de forma casi subliminal de modo que surgen las profecías autocumplidas «positivas».
No entender bien lo que es la regresión a la media y otras sutilezas del azar y las leyes de la probabilidad lleva a confundirse a muchas personas y caer en la falacia del jugador, colateralmente relacionada con esta: intuyen que monedas, dados y ruletas tienen cierta «memoria» sobre el pasado y que sus resultados a corto plazo tenderán a «regresar a la media». En realidad la frecuencia de un suceso no tiene por qué manifestarse a corto plazo, ni se conoce su histórico, lo que hace que cada jugada sea totalmente independiente de las anteriores. «Los dados no tienen memoria», es la mejor forma de entenderlo.